Sobre Rodney Arismendi

Rodney Arismendi fue como él sencillamente se definía uruguayo, frenteamplista y comunista. Un revolucionario de nuestro tiempo, un hombre que supo estar a la altura de la conciencia sobre las necesidades de nuestra época, asumiendo todas las responsabilidades que ello implicaba - como le gustaba al parafrasear al Che - poniendo el pellejo detrás de las ideas. Hombre que aportó a entender los caminos de la unidad en la lucha, como condición sin la cual no se podía ni se puede realizar los cambios que nuestro querido país y la patria grande necesitaba y aún necesita. Unidad de la Clase Obrera, unidad del Pueblo, unidad de los frenteamplistas, unidad de los revolucionarios honestos, unidad de los comunistas, esa fue su constante predica y enseñanza. Junto a otros grandes hombres y mujeres como el general Líber Seregni fundaron aquella hermosa fuerza que se llamó Frente Amplio y que hoy se transformó en multitud de Pueblo en marcha tras la perspectiva de ampliar la democracia política y profundizar el cambio social.

En ese proceso estamos, abriendo camino, explorando en la construcción concreta de una nueva realidad, más fraterna, más justa, de desarrollo y felicidad de nuestros pueblos.

Hoy más que nunca la vigencia de su pensamiento es insoslayable junto a tantos aportes individuales y colectivos emergentes de una práctica social, democrática y revolucionaria. Práctica que en el afán de superación nos invita a ampliar y profundizar nuestros conocimientos apelando al intercambio y a las justas conclusiones. Este es nuestro mejor homenaje.

lunes, 14 de junio de 2010

Rodney Arismendi - Discurso en abril de 1987 frente al seccional 20


ESTIMADOS compañeros del Frente Amplio Gral Seregni, Dr. Crottogini, Dr. Villar, Gral. Baliñas, representantes de todos los grupos de este Frente que una vez más se alza como una esperanza de la República, de consolidación de la democracia y de avance hacia la liberación de la patria y del pueblo.

Compañeros del PIT-CNT, hombres de todas las tendencias que unen a la clase obrera, a todos los trabajadores y asalariados y que constituyen una presencia de proletariado, de ese proletariado que es esencia de estos barrios, con vistas a contribuir a la unidad del pueblo por los cambios.

Compañera Elisa, viuda de nuestro querido amigo y héroe, Zelmar Michelini, fundador del Frente Amplio (aplausos), hoy te toca a ti representar a ese vasto movimiento nacional que reclama verdad y justicia y que lo encauza pidiendo una firma, una modesta firma, para que el pueblo pueda decidir que los culpables de los asesinos de los ocho de la 20 no sigan conviviendo en esta patria ni siquiera con sus compañeros militares (aplausos).

Compañeros y amigos de los grupos del Frente, dirigentes obreros, familiares de los ocho asesinados, compañeros que en la azotea sobrevivieron, familiares que han mantenido junto a nosotros el culto laico de estos héroes que fueron con su sacrificio un anuncio de la tragedia de la patria:

Aquí venimos año a año desde la reconquista de la democracia, como también en la clandestinidad y bajo la dictadura, a rendir homenaje a estos ocho compañeros fríamente asesinados por los que luego cubrieron de sangre y de dolor el país. Ahí, sobre esa vereda, más allá de las cenizas y del paso de la gente, de la arena que arrojaron encima, todos los días está presente y florece la sangre (aplausos), convocando a los orientales, convocando a los trabajadores y al pueblo de estas barriadas, al que conocemos por espacio de cincuenta años, o más, de lucha proletaria, a sumarse hoy para consolidar la democracia pero también para avanzar en esa democracia asegurando la verdad y la justicia, la defensa de la libertad, y nunca más dictadura (aplausos). Pero también como parte inseparable de la libertad, de la institucionalidad democrática, de la reconquista del pueblo, de la resolución de un proyecto de un Uruguay que avance, que rompa el dominio de la oligarquía, de los financistas, de los empresarios que lucraron con la dictadura y fueron parte orgánica de ella y que hoy reciben todos los beneficios mientras los salarios no suben, aunque suben los precios, la desocupación está presenta en todos los hogares, las capas medias del país son sometidas a todos los sufrimientos y la crisis corroe profundamente nuestra sociedad.

LOS HEROES DE LA 20

Este es un lugar sagrado de la patria y de la libertad. Es un lugar de peregrinaje laico pero también de compromiso de lucha. Los nombres de Mendiola, de Sena, de Cervelli, de Gancio, de Elman Fernández, de Abreu, de Ricardo González, de Ruben López, se mezclan con los héroes que cayeron a lo largo de la historia del país, de los que combatieron la dictadura de Terra, con Brum y con Grauert y los caídos del Morlán y el Río Negro, con los asesinados bajo el pachecato, como Hugo, como Líber, como Susana, como Recalde y otros, más la cantidad inmensa de mártires del período sangriento de la dictadura empezada en el año ’73. Desaparecidos cuyos nombres siguen gritando a la conciencia de la nación y apoyándonos en este referéndum al que adherimos. Torturados por decenas de miles, niños arrancados de los brazos de las madres. Solo de nuestras filas, nosotros hablamos de más de doce mil presos, torturados con miles de años acumulados de cárcel y sufrimiento. En este mismo estrado, como representándolos a todos ellos, como presos de la libertad, está el Gral. Seregni (aplausos), preso durante toda la dictadura, símbolo y rehén, firmeza y serenidad de la lucha, líder del Frente Amplio y hoy abanderado de los nuevos momentos en que la patria convoca a todo el pueblo, más allá de distinciones, para asegurar la libertad, para avanzar hacia el bienestar, el progreso, la superación de la crisis en el camino del pueblo, que sufrió, trabajó y dio su sangre para librarnos de la dictadura, y gravitar en el gobierno y el poder en la patria que quiso Artigas (aplausos).

OPERACIÓN PREMEDITADA BAJO LA ACCION DEL ESMACO

Hay testigos de la tragedia. Primero Machado, que sobrevivió con un balazo en la frente ya que estaba junto con los que asesinaron ahí, sobre esa vereda, sin armas, fríamente, en una operación preparatoria del asalto al poder de la dictadura. Ahí estaban Fernández Ferreira y Rodríguez, sobrevivientes en esa azotea porque no los pudieron encontrar. Ellos repitieron lo que nosotros dijimos, Jaime primero, en la Cámara, yo en la Asamblea General, de que habían sido fríamente asesinados en una operación premeditada y, hay que decirlo con todas las letras, organizada fríamente bajo la dirección del ESMACO dirigido entonces por el Gral. Gregorio Alvarez, el último de los dictadores que tuvo la República.

Los cantores populares inmortalizaron el episodio, con Zitarrosa, con Yamandú Palacios, con Benavides, y también con ese payador anarquista, Carlos Molina, que canto en todos los rincones del país. Arquitectos, escultores, artistas y obreros reconstruyeron este local para transformarlo en una casa monumento, recordatorio del crimen, lección viva para el pueblo uruguayo. Los enemigos de la patria no podían aguantar su presencia acusadora. Bajo la dictadura lo echaron abajo. Destruyeron un pequeño armonio que estaba ubicado donde se hacían los cursos de educación del Partido y se cantaba. Destruyeron la cabeza de Artigas, esculpida por Fernández Tuduri para este local. Asaltaron la casa de los arquitectos y los obligaron al exilio. Rompieron las paredes, hicieron pedazos los cuadros de varios artistas plásticos, glorias nacionales. No querían que esta casa acusadora y monumento anticipara los otros, que hay que levantar en todos los rincones de la patria donde ocurrieron cosas como ésta, y de la gran pirámide de la libertad que un día levantará nuestro pueblo (aplausos). Pero para ello, acabar con la impunidad mediante los instrumentos que el pueblo se da (aplausos).

Pero muchas veces, la gente que entonces no vivió estos acontecimientos, no sabe hasta el fin la barbaridad que ocurrió. En la Asamblea General, frente al informe del Gral. Magnani a quien le habían dado una información trucada de que aquí adentro había armas, bombas, rifles, y habían disparado contra fuerzas especiales, yo lo que hice fue leer, entre muchas otras cosas, en esa larga sesión de toda una noche, la autopsia de los asesinados. Ella de por sí muestra la magnitud del crimen, la crueldad de los asesinos, la fría premeditación del atentado que se iba a librar contra la patria y contra la libertad y que comenzó una noche del 16 al 17 de abril en esta casa, donde fuerzas conjuntas, fríamente, perpetraron una provocación y asesinaron a los compañeros presentes. ¿Qué dice esa autopsia?

Yo tengo aquí el resultado de siete autopsias, ya que la de Cervelli no se practicó pues fue enterrado sin certificado de defunción. Aparece lo siguiente: Ricardo González: un solo balazo en la nuca desde atrás y desde la izquierda, ligeramente descendente. La bala quedó en el cráneo. Muerte instantánea por lesión nerviosa. Ruben López: baleado en la nuca, con lesiones nerviosas mortales. Caído en el suelo boca abajo, recibe otro balazo de la cabeza a los pies desde unos metros, con bala que entró por el costado derecho de la cabeza y salió por la base del cuello del lado izquierdo. Muerte casi instantánea. José Abreu: primera herida de tórax que lesionó pulmón y provocó hemorragia interna. Segunda herida hecha desde arriba, no se sabe si está de pie o caído en el suelo, con disparo desde la cabeza a los pies que lesionó pulmón y médula espinal. No murió instantáneamente. Elman Fernández: herido de bala en muslo derecho que no lesionó huesos ni grandes vasos, y herida en la cabeza de adelante hacia atrás que provocó muerte instantánea por lesión del encéfalo. Raúl Gancio: una sola bala en el abdomen, de adelante hacia atrás y hacia la izquierda, prácticamente horizontal, por debajo del ombligo, que provocó caída al suelo por lesión nerviosa. Murió por hemorragia interna, por desangramiento, luego de estar tirado en la calle aproximadamente una hora. Luis Mendiola: seis balazos, dos heridas de otra naturaleza. Muerte instantánea por bala en la cara que lesionó el cerebro y salió por la nuca. Justo Sena: tres balazos casi horizontales en el cuerpo. Tiene además otro balazo en el muslo. No muere instantáneamente sino por hemorragia, tirado en la calle por más de una hora. A Héctor Cervelli no le hicieron la autopsia.

Ante esta denuncia, el Gral. Magnani, para su honra, anonadado por mis acusaciones, por la dureza de mi acusación directa, al otro día vuelve a la Asamblea General y me dice: “Estoy acongojado. Creo que Ud. tiene razón”. Tiempo después, obligan a renunciar a este General, que muriera más tarde. Es decir, a los compañeros de la 20 los mataron fríamente. Pero la acción la habían preparado en la noche del 14 de abril, en la casa central del Partido.

Llegaron disfrazados, entraron disparando, apartaron un número determinado y los pusieron contra la pared, lo que hace presumir que eran los candidatos a la muerte, pero tropezaron con que adentro de la casa había casi ochocientas personas y que una de ellas llamó al Parlamento donde funcionaba la Asamblea General. Intervinimos violentamente, enfrentamos a los ministros que fueron al teléfono y, luego, con Gutiérrez Ruiz, nos dirigimos a la casa del Partido y vimos la gente tendida, las carteras de las mujeres robadas, distintos objetos desaparecidos y una mascarada de hombres disfrazados con brazaletes que preparaban la operación que más tarde realizaron aquí.

LLEVABAN EL PAIS A LA DICTADURA FASCISTA

O A LA GUERRA CIVIL

Pero, ¿por qué esa operación? ¿Por odio anticomunista? Desde luego. El anticomunismo fue la otra cara de la dictadura, como instrumento ideológico y de guerra sicológica, y por eso el anticomunismo es hoy vergüenza, instrumento de división y está desprestigiado en nuestra patria. Pero no era por eso: ellos querían , y para ello impusieron la proclamación del estado de guerra y la ley de seguridad –que sólo el Frente Amplio no votó en la Asamblea General-, querían preparar fríamente el avance hacia el golpe de Estado. Conducían al país a la dictadura fascista o a la guerra civil, y lo conducían paso a paso y sistemáticamente, sobre la sangre, sobre la muerte.

Desde luego, la respuesta del pueblo, como lo recordaban aquí los compañeros, fue inmensa. Desde la madrugada pararon las fábricas de la 20 y tras ellas se extendió el paro general. Más de 100 mil personas se aglomeraron frente a Sierra 1720, hombres de todos los partidos: del FA en primer término, organizadores obreros, pero de todas las corrientes políticas. Y allí llegó monseñor Parteli a rezar sobre los ocho féretros, lo que determinó que le escribiéramos reafirmando que los auténticos defensores del Sermón de la Montaña y de la palabra cristiana, y los marxistas, podemos abrazarnos y darnos la mano en la defensa de la patria, de la libertad, del bienestar del pueblo, de la felicidad popular (aplausos).

Fue, sin duda, señera y clara la palabra del Gral. Seregni cuando en esos instantes, en medio del dolor, cuando todos nos crispábamos para dominar el odio, la pasión y la emoción que nos embargaba, en nombre del Frente Amplio, se dirigió al país planteando la pacificación de la República. Planteando detener las operaciones militares que en ese instante se desarropan, después del 14 de abril, ya prácticamente en el exterminio físico de los tupamaros. Con plena conciencia del momento, Seregni invocaba un alto el fuego, una pacificación, una hora de entendimiento y de diálogo para salvar a la República del dilema trágico: dictadura fascista y sangrienta o guerra civil. Hacía honor a su propia consigna, lanzada desde el nacimiento del Frente: “Paz para los cambios y cambios para la paz” (aplausos), por la que hemos luchado antes, por la que hemos brindado la sangre cuando no le dimos un día de tregua a la dictadura, por la que hoy levantamos firmas para la verdad y justicia y por la que combatimos llamando a todos los orientales por un proyecto de transformaciones económicas y sociales profundas que arranque al Uruguay de la crisis, dé soluciones al pueblo. Desde luego, su palabra no fue oída. Resonó ampliamente en el país. Resonaba en el Parlamento, más allá de nuestras fronteras, y era, sin duda, algo así como el último momento para detener una dictadura fascista que avanzaba en hombros de generales siempre conspiradores, siempre adversarios de la democracia, que habían sido puestos en primer plano y que, cuando encontraron el momento propicio y final, dieron el golpe.

EL PAPEL DEL IMPERIALISMO

Claro está, la dictadura había tenido antecedentes sangrientos. El Uruguay vivió como nunca en su historia, el período tenebroso del pachecato, siempre bajo medidas de seguridad, con un gobierno hasta físicamente integrado por banqueros, u con la sangre corriendo por las calles, los salarios congelados, y abriendo el paso a los militares fascistas que dieron el golpe de Estado. No nos olvidemos que en ese instante, sectores importantes de militares eran constitucionalistas. Entre ellos los generales que fundaron el Frente, con el Gral. Seregni a su cabeza. Ellos fueron separados para poner en primer plano a los golpistas de siempre, a los fascistas comprometidos con el golpe y con el imperialismo, como lo explica Phillip Agee, que era agente de la CIA en Uruguay en ese tiempo, y que luego desertó y publicó un libro famoso. Porque, también, el golpe uruguayo integró la contraofensiva del fascismo y del imperialismo en América Latina. Y esto lo quieren hacer olvidar cuando dicen que todos somos culpables. El golpe uruguayo fue parte de una ofensiva general del imperialismo norteamericano, apoyándose en las oligarquías financiera y terrateniente y en los militares fascistas en el sur de América, para revertir el proceso libertador, nacionalista, socialista, avanzado, revolucionario, que sacudía al continente en búsqueda de su libertad.

Por lo demás, ya había fracasado la idea errada de que una minoría heroica con las armas en la mano podía cambiar el país y hacer la revolución. La vida había probado dramáticamente, una vez más, que la revolución la hacen los pueblos, las masas (aplausos), las multitudes que son capaces de vencer las dictaduras y cambiar los regímenes (aplausos). Y no hombres aislados, por bienintencionados que sean, por heroicos y decididos que estén dispuestos a ofrendar su vida por una idea.

Pero también en nuestro país –en esa ola de golpes, de Uruguay, Chile, Argentina, antes Bolivia, Perú- querían detener una esperanza que había nacido. El pachecato acentuó la crisis profunda, estructural de la República, donde ya se habían impulsado las recetas del Fondo Monetario Internacional por el gobierno blanco. Gobernó con medidas de seguridad, como lo había hecho el primer gobierno blanco, en forma más feroz, más arbitraria, más agresiva. Ello había acentuado la crisis de los partidos tradicionales y determinó que en sus seno hombres representativos que no abdicaban de sus ideas ni de sus tradiciones, batllistas como Michelini y sus compañeros, blancos como Rodríguez Camusso o como Erro, batllistas como Alba (aplausos), vinieron junto a comunistas y socialistas y demócrata-cristianos (aplausos), a intelectuales como Crottogini, como Villar y tantos otros (aplausos), a militares patriotas encabezados por Seregni (aplausos) –varios generales estuvieron presentes en el Senado el día de la fundación del Frente Amplio- y a sacerdotes que comprendían que el camino del pueblo era, en última instancia, el camino de la unidad de religiosos y laicos, civiles y militares, blancos, colorados, frenteamplistas diríamos hoy, para darle una esperanza a la patria.

ARRANCAR LAS RAICES PUTREFACTAS DEL FASCISMO

Sin embargo, fuimos derrotados y el fascismo, el 27 de junio, se instaló en el país. Su historia, ustedes la conocen: pisoteo de todas las instituciones y las libertades; barrieron las mejores tradiciones del país desde el campamento artiguista hasta nuestros días; gobernaron por el terror, por la llamada guerra interna, torturas, desaparecidos, allanamientos, asalto en las casas, robos de domicilios, y eso acompañado de la entrega a la banca internacional, de la corrupción extendida hasta filas militares, del decaimiento y el desastre nacional. La resistencia que empezó en la huelga general no cejó un día. Llegó un instante, cuando la dictadura quiere estabilizarse, ya que con el plebiscito del 80 se demostró que la resistencia profunda se transformaba en vendaval del pueblo y la dictadura iba a caer (aplausos). Allí, otra vez, queridos camaradas, el Frente Amplio, el de los mártires, el de las decenas de miles de torturados, de clandestinos, de presos, de exiliados, por boca de Seregni salido de la cárcel planteó la palabra de la responsabilidad y de la serenidad: concertación de todos los patriotas, con la mayor amplitud, porque lo primero era terminar con la dictadura y reconquistar la democracia y abrirle el camino al país (aplausos). El Frente mostraba en ese instante dramático su responsabilidad. El tenía heridas en todas partes. ¿Cuántos de nosotros conocimos la cárcel? ¿Cuántos son de los que están aquí, que conocieron los horrores de la tortura? ¿Cuántos tienen familiares desaparecidos? Sin embargo, había que encontrar una fórmula política, sin demagogias, responsable y auténtica, de terminar con la dictadura sin claudicaciones e implantar la democracia para abrir una nueva hora en el país. Los hombres de la resistencia fueron los hombres de la paz, de la democracia y de las soluciones. Y allí nació el nunca más dictadura. Y allí nació la voluntad de consolidar la democracia en todos los aspectos, que la consolidación de la democracia se acompañe del avance y las soluciones que el pueblo reclama para que la democracia no se desprestigie, no se hunda, no sea acribillada por la conspiración enemiga. Pero también esto significa arrancar las raíces putrefactas del fascismo.

¿Por qué se rompe la concertación pese a todos los esfuerzos? Yo diría: la concertación la rompen, cierran esa perspectiva de diálogo y unidad de todos los orientales, porque era necesario que el gobierno aplicara dos elementos esenciales de su proyecto: la impunidad para los asesinos y su plan económico que, acompañado del plan político, conduce a la actual realidad de la República de atarse al pago de la deuda externa, al Fondo Monetario, a la política escandalosa de financiar la banca, sus pérdidas, mientras no hay dinero para jubilados, para obreros, para empleados públicos, para la vivienda, para la enseñanza, para la salud pública, para el campo, para abrir los frigoríficos, para desarrollar la industria, para darle tierra a los 20 mil criollos que fueron corridos de ella entre censo y censo (aplausos).

Y para impedirlo llegaron al extremo. La ley reclamaba tratar de silenciar al pueblo y que no hubiera oposición. Por eso se llegó al extremo de expulsar del Senado al compañero Araújo, un senador de la República (aplausos), al margen de las disposiciones constitucionales y legales como lo dicen todas las opiniones recibidas de juristas y como ellos lo saben perfectamente.

EN UN PLAZO BREVE DEBEN JUNTARSE LAS FIRMAS

No comprendían que el país, para defenderse, no debe sembrar el miedo, volverse de espaldas al pueblo, que la propia conquista y reinserción de los militares, su reencuentro con el pueblo, exige la depuración de los que mañana mismo estarán dispuestos a alzarse para apuñalar a la República y para dejar ocho u ocho mil tendidos en la calle como los compañeros que cayeron aquí (aplausos).

Las firmas que hoy recogemos, compañeros, son un desafío de honor. Cada uno tiene que garantizar que en un plazo breve superemos la cifra y que el pueblo pueda decidir. El esfuerzo ha determinado que mucho más de la mitad de las firmas se hayan conseguido, pero no podemos estar conformes. Hay, evidentemente, un descenso de ritmo, que no es descenso de voluntad, de esfuerzo ni de condiciones objetivas ya que la gente firma aquí y en el interior del país. Las firmas sintetizan hoy todos los elementos de la lucha por la democracia y su consolidación, la derrota de la impunidad, que es defensa de la democracia, y el abrir un camino para que los uruguayos se entiendan, para enfrentar la crisis, para triunfar, como lo plantea el Frente Amplio, el PIT-CNT, las organizaciones populares y seguramente lo siente cada blanco y colorado del pueblo porque los que son de la oligarquía son muy pocos en este país. Y son los que se aprovechan del dolor colectivo que nos identifica, en la miseria, en la desocupación, en la falta de trabajo y en todos los problemas, al blanco, al colorado, al frenteamplista y al hombre sin definición política.

LA LECCIÓN DE ARGENTINA

Por otra parte, si hay una lección de los sucesos recientes de la Argentina es que el pueblo dispuesto a combatir, llamado adecuadamente, es capaz de frustrar todas las conspiraciones y los atentados contra la democracia (aplausos). Si algo se recoge de la lección argentina es, primero, que un pueblo unido jamás será vencido (aplausos). Y, segundo, para ser más breve, yo lo diría citando al presidente Alfonsín, en frase que parece como una lápida para la impunidad en nuestro país: “Se pretende por esta vía imponer al poder constitucional una legislación que consagre la impunidad a quienes se hallan condenados o procesados en conexión con violaciones de derechos humanos cometidas durante la pasada dictadura. No podemos en modo alguno aceptar un intento extorsivo de esta naturaleza. Nos lo impide la ética, nos lo impide nuestra conciencia democrática, las normas constitucionales así como las que rigen a las Fuerzas Armadas basadas en la disciplina. También nos lo impide la historia de la que los argentinos hemos extraído una clara enseñanza -¡óiganlo bien!-: ceder ante un planteamiento semejante solo significaría poner en juego el destino de la nación. Entonces aquí no hay nada que negociar. ¡La democracia de los argentinos no se negocia!” (Aplausos).

Y un pueblo unido es un pueblo en la calle, más allá de divisas y filiaciones políticas. Pero un pueblo unido es aquí un pueblo con la cuaderneta y la birome en la mano, casa por casa, fábrica por fábrica, hasta el último rincón del país (aplausos).

QUEREMOS REINTEGRAR A LOS MILITARES

AL PUEBLO URUGUAYO

Y cuando decimos esto, compañeros, que no nos vengan con que nosotros queremos acorralar a los militares. No, queremos reintegrarlos al pueblo uruguayo, queremos que ellos mismos puedan andar en la calle orgullosos en su uniforme, como podrían hacerlo Seregni o Baliñas o Lisandro o algunos otros que veo aquí (aplausos). Queremos que se integren a la patria y se liberen de aquellos que largo tiempo conspiraron en la sombra y aplicaron fríamente el asesinato como en la 20, la tortura como a decenas de miles, el pisoteo de las libertades de cuya otra cara el país sufrió la política económica de la banca, de la corrupción, de los Végh Villegas y de los mal llamados Valentín Arismendi (risas, aplausos). Ni miedo a los fascistas, con uniforme o sin uniforme (porque también hay muchos civiles a los que les lavaron los pies y algunos se sientan hoy en el Parlamento luego de ser consejeros de Estado) (aplausos).

Pero tampoco antimilitarismo vulgar. En horas dramáticas para la República rechazamos una consigna que decía que el país se divide entre castristas y castrenses. No, el país se divide entre oligarquía y pueblo (aplausos); el país se divide entre la mayoría de los orientales y los que hunden a la República, la explotan, esa oligarquía bicolor como la del Banco Comercial, tan beneficiado, donde los Otegui y los Vargas son blancos, pero los Pardo Santayana son gloriosamente colorados (aplausos). Los enemigos de los militares son los Pinochet, que cubren de sangre y de lodo los uniformes; son los grandes generales hoy presos, los asesinos de Argentina; son los golpistas de Uruguay que no se llaman solo Gavazzo. Esos sí son los enemigos de los militares, porque están aprovechando incluso la impunidad para interponer una zanja, que ya estaba llena de sangre y de crímenes, entre el pueblo y los militares patriotas y honestos que quieren reencontrarse con la nación (aplausos).

Y, camaradas, para el Frente Amplio, para nuestro Partido, para las organizaciones obreras y populares, para tanto uruguayo que siente el dolor, los temas de la libertad, de la democracia, de la verdad y justicia, de la reforma política profunda de las instituciones uruguayas, son inseparables de la resolución de la crisis estructural que corroe la sociedad, que nos cierra el horizonte y nos deja la miseria, el dolor, la pobreza y la despoblación de la campaña, las fábricas paradas y los jóvenes que se van del país.

LOS 1832 DOLARES QUE CADA URUGUAYO DEBE,

NO PUEDEN PAGARSE

Queremos el entendimiento de los uruguayos frente a la crisis, pero con un proyecto de transformación, de cambios, de justicia, de crecimiento. Y no hablamos del proyecto radical y de fondo del Frente Amplio, que supone llevar a la clase obrera, a las capas medias, a algunos otros sectores al gobierno del país para un cambio radical. Hablamos simplemente del progreso; hablamos simplemente de la justicia social elemental; hablamos simplemente del crecimiento económico en un país que tiene menos de tres millones de habitantes y que podría albergar diez, doce, quince millones, con sus riquezas infinitas, pero que tiene despoblación de la campaña, desocupación, salarios bajos, viejos a quienes se les trampean las leyes, frigoríficos parados en el país de las vacas y oligarquía que sigue robando al país al tiempo que las trasnacionales y los bancos, a través del pago de la deuda externa y de las directivas del FMI. Y desde luego que estamos contra esta política gubernamental.

Esta política nos ha conducido a un callejón sin salida. Las ventajas del año 86, caídas del cielo de la situación coyuntural internacional y que han nutrido las novelas rosa que cuenta Zerbino por televisión, ya han terminado. En el 86 bajó el petróleo, bajaron las tasas de interés, hubo cotizaciones especiales del dólar. En el 87, un año muy duro enfrenta a los uruguayos desde ese punto de vista. Suben las tasas de interés de la deuda externa. Solo el medio punto crecido en estos días supone 2000 millones de dólares más en la deuda de los latinoamericanos en su conjunto. Y hemos pagado. Pagado a costa de no resolver los problemas del pueblo, ni invertir en la economía, ni atender los problemas del campo, ni desarrollar la industria. Hemos pagado, año tras año, cientos de millones de intereses. Tomando solo la cifra de principio del 86, la deuda, pagando y pagando, aumentó en 105 millones de dólares, sin contar los que están en gestión. Según el Banco Internacional de Desarrollo, de los quince países acogidos al Plan Baker, Uruguay es el que tiene la deuda relativamente más grande. Tiene una deuda por habitante de 1832 dólares. Eso es lo que debe cada uno de ustedes, que no lo deben pagar, desde luego, pero el gobierno se los hace pagar por miles de maneras, por impuestos, normas financieras, por la política general. Es decir, lo que extrae al país, a la inversión, al trabajo, se vuelve interés para los banqueros internacionales. Esa deuda equivale a 78 y medio por ciento del producto interno y es más de cinco veces el valor de la exportación nacional. ¿Se puede pagar? Claro que no se puede pagar. Así lo dice Fidel Castro, pero empiezan a decirlo los distintos gobernantes del continente. Es necesario cambiar la política, una negociación conjunto de los latinoamericanos para posponer la deuda, aunque una solución de fondo sería la moratoria. Pero pueden los latinoamericanos posponer la deuda, aunque más no sea con la consigna de los brasileños: primero crecer y después pagar. Aunque pagar puede ser tarde, mal y nunca (risas, aplausos). Y eso nos lleva a que la inversión nuestra del año 86 sea negativa. ¿Cómo podía ser de otra manera? Hay dinero para los bancos pero no para la refinería de ANCAP que el país necesita; no para remodelamiento del puerto; no para los frigoríficos; no para el impulso organizado de la pesca desde el ángulo nacional; no para una solución profunda al problema del azúcar; no para el desarrollo de la industria pequeña y media; no para desenvolver una política que lleve a la ampliación del mercado interno; no para dar tierra, aunque sea la que tienen los bancos endeudados, a esos 27 mil pequeños productores que desaparecieron los últimos años.

El salario vuelve a caer, las jubilaciones, ya saben ustedes lo que pasa, la desocupación ha vuelto a subir al 10, 17 por ciento y la inflación rompe todos los cálculos y amenaza con cifras imprevisibles si sigue desenvolviéndose la misma situación. Y no hablemos del desastre de la enseñanza, de los hospitales sin camas, de la quiebra del mutualismo, de los 200 mil uruguayos que se han borrado y viven al margen de la salud pública. Es decir, del drama uruguayo actual.

EL PAIS NECESITA UN GRAN PROYECTO NACIONAL

El país necesita un gran proyecto nacional para enfrentar la crisis y crecer. Y ese gran proyecto, que es el eje del planteamiento del Frente Amplio, de las organizaciones obreras y populares, es el único que se levanta frente al proyecto gubernamental. Representantes y redactores de los órganos y documentos de la mayoría del Partido Nacional, mayoría aliada al gobierno en la impunidad y en el Banco Comercial, solo para nombrar dos botones de muestra, dicen que los comunistas queremos polarizar el país entre las fuerzas de la izquierda y el gobierno. ¿Y es que, acaso, no existe la polarización? ¿La inventamos los comunistas?

Hay un proyecto de gobierno al que se suma la mayoría del Partido Nacional –que no tiene otro diferente-, y es el proyecto de la oligarquía. Y hay uno del Frente Amplio, con medidas concretas e inmediatas en todos los terrenos y con las perspectivas de cambio que el país necesita. Para eso, no estamos cerrados, compañeros. No decimos: solo el Frente Amplio; tenemos las manos abiertas, extendidas hacia blancos, colorados, hombres sin partido, porque el tema es la patria, porque el tema es el pueblo, el tema es la consolidación de la democracia, porque el tema es resolver los profundos problemas del país. No somos los que hemos trazado esta divisoria y roto la concertación. La rompió la ley de impunidad, la rompió el pisoteo a la convivencia democrática que fue la expulsión de Araújo y la rompe ese programa de millones para la oligarquía y de miseria y sufrimiento para el pueblo (aplausos).

Y el Frente, compañeros, ese Frente que nació en la hora de la crisis, que mostró su poder y pasó la prueba de la dictadura, hoy está en el centro de la República hablando al país entero. Unirnos, para resolver los problemas de la patria, unirnos para acabar con las asechanzas fascistas que siguen enconchadas en el interior del aparato del Estado, unirnos para superar la crisis, darle soluciones al pueblo, desarrollar la economía y desenvolver la justicia social para nuestro pueblo.

NO PODRAN DIVIDIR AL F.A.,

NI POR LA REFORMA CONSTITUCIONAL NI POR NADA

Y quieren dividirnos. Entonces dicen: se van a dividir por la reforma constitucional. El Frente ha contestado en su última reunión de Mesa Ejecutiva: estamos todos por una reforma constitucional y no nos vamos a dejar dividir, porque el Frente no nació para una ocasión o para una maniobra política. El Frente es una fuerza de paz, de cambio, de redención y de transformaciones y de futuro (aplausos).

El Frente ha dicho: no vamos a la cola de nadie, no pensamos en combinaciones, como cree el señor Ferreira Aldunate, para su presidencia. Todos estamos unidos en elaborar un proyecto de reforma y ofrecer a todo el país una reforma constitucional auténtica, de reforma política, que unida a los planes sociales plantee la realidad de la República. Y esa oferta se hará cuando esté el proyecto pero también cuando hayamos juntado las firmas y la ley de impunidad sea derrotada en el plebiscito (aplausos).

Camaradas, este acto es un acto de los comunistas porque comunistas fueron los ocho asesinados. Pero, como aquí se ve, por las presencias, es un acto del país, un acto de todos los partidarios de la democracia, sin distinción de ideas políticas y religiones, tal como lo sintió Parteli, rezando sobre los féretros en la casa del Partido Comunista (aplausos), porque ése es el camino.

FRENTE AMPLIO, VIA AL SOCIALISMO

Los comunistas hemos afirmado nuestra condición de uruguayos entroncados en las mejores tradiciones nacionales y frenteamplistas, porque consideramos que el Frente Amplio es el mejor instrumento de la unidad, de la redención, de los cambios inmediatos y de soluciones de futuro. Y también la vía para que el pueblo uruguayo llegue al socialismo un día determinado. Pensamos que el socialismo será obra de todos y será una obra pluralista como la que plantea el Frente. Que será un poder de clase obrera, de capas medias, de orientales honestos y en el cual participen hombres de todas las tendencias, dispuestos a edificar un Uruguay sin explotados ni explotadores (aplausos).

No tiemblen hablando de que nosotros ponemos en peligro la democracia. Hemos dado nuestra vida cuando fue necesario por la democracia repitiendo aquello tantas veces dicho por el gran poeta Antonio Machado: los ricos y los poderosos hablan todo el día de la patria y la democracia, y en las horas de la crisis, el pueblo la compra con su sangre (aplausos). Nuestro camino es el de la democracia porque pensamos que en las condiciones nuestras puede ser el más viable, el más efectivo, el menos doloroso para las soluciones socialistas a que aspiramos.

Compañeros y amigos, en esta hora de homenaje a los mártires, nosotros sentimos como una lección profunda un poema de César Vallejo, gran poeta peruano, comunista y poeta de América, que decía en horas trágicas, titulado “Masa”:

“Al final de la batalla y muerto el combatiente/ vino hacia él un hombre y le dijo/ no mueras, te amo tanto/ pero el cadáver, ay, siguió muriendo/ Se le acercaron dos y repitiéndole:/ No nos dejes, valor, vuelve a la vida/ pero el cadáver, ay, siguió muriendo./ Acudieron a él, veinte, cien, mil, quinientos mil/ clamando; tanto amor, y no poder nada contra la muerte./ Pero el cadáver, ay siguió muriendo./ Entonces todos los hombres de la tierra le rodearon/ los vio el cadáver, triste, emocionado, incorporóse lentamente/ abrazó al primer hombre y echóse a andar”.(aplausos).

Es la obra, compañeros, que nos legan los mártires, capaces de revivir como memoria, como lección, como ejemplo y como bandera de unidad. Solo el gran pueblo unido, entero, la gran masa creadora, trabajadora, en todos los aspectos, puede asegurar el destino de la patria, puede resolver los grandes problemas que tenemos delante. Es la lección de los compañeros de la 20, de los hombres de otras tendencias muertos que están aquí recordándonos: ¡Unidad de todo el pueblo, hacia la victoria, como lo supo hacer Artigas! (ovación).

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