Sobre Rodney Arismendi

Rodney Arismendi fue como él sencillamente se definía uruguayo, frenteamplista y comunista. Un revolucionario de nuestro tiempo, un hombre que supo estar a la altura de la conciencia sobre las necesidades de nuestra época, asumiendo todas las responsabilidades que ello implicaba - como le gustaba al parafrasear al Che - poniendo el pellejo detrás de las ideas. Hombre que aportó a entender los caminos de la unidad en la lucha, como condición sin la cual no se podía ni se puede realizar los cambios que nuestro querido país y la patria grande necesitaba y aún necesita. Unidad de la Clase Obrera, unidad del Pueblo, unidad de los frenteamplistas, unidad de los revolucionarios honestos, unidad de los comunistas, esa fue su constante predica y enseñanza. Junto a otros grandes hombres y mujeres como el general Líber Seregni fundaron aquella hermosa fuerza que se llamó Frente Amplio y que hoy se transformó en multitud de Pueblo en marcha tras la perspectiva de ampliar la democracia política y profundizar el cambio social.

En ese proceso estamos, abriendo camino, explorando en la construcción concreta de una nueva realidad, más fraterna, más justa, de desarrollo y felicidad de nuestros pueblos.

Hoy más que nunca la vigencia de su pensamiento es insoslayable junto a tantos aportes individuales y colectivos emergentes de una práctica social, democrática y revolucionaria. Práctica que en el afán de superación nos invita a ampliar y profundizar nuestros conocimientos apelando al intercambio y a las justas conclusiones. Este es nuestro mejor homenaje.

domingo, 14 de noviembre de 2010

RODNEY ARISMENDI - Informe al activo de cuadros de Montevideo - 28 de marzo de 1985


Informe de Rodney Arismendi

Compañeros:

Hemos convocado a un activo general del Partido en Montevideo. Pero, los niveles de militancia de nuestro Partido, su trayectoria en la clandestinidad, en el exilio, su presencia heroica, patriótica, democrática, en la resistencia, su entereza y heroísmo en la tortura, han determinado que hoy nuestro Partido necesite del Palacio Peñarol, ya no para sus actos, sino para un activo general. (Grandes aplausos.)

Realizamos nuestra reunión en horas de un cambio histórico en la vida nacional. La dictadura ha caído, se abren perspectivas y tareas de gran magnitud en una nueva etapa de la lucha de nuestro pueblo por la democracia, la liberación nacional y el socialismo.

En este periodo, se inscribe la legalización formal del Partido Comunista que se ha transformado en fiesta de la patria, fiesta de la democracia y fiesta del pueblo. Hemos realizado la primera reunión de nuestro Comité Central en el país, ya que desde 1975 nos habíamos reunido en el exterior, con participación de compañeros del interior; ahora, con la presencia de compañeros salidos de la cárcel, emergidos de la clandestinidad o retornados del exilio. A este CC ha seguido un CC ampliado, es decir, el CC ha incorporado con carácter de candidatos e integrantes del ampliado, a numerosos camaradas formados en este periodo que han completado las filas del CC y que seguramente serán votados en forma definitiva en la Conferencia que en el mes de setiembre realizará el Partido con carácter nacional. Allí se votara un gran documento táctico, para balancear su proceso de reconversión, de integración, de crecimiento, de discusión, de educación y se lanzará la fecha del XXI Congreso del Partido, el primer congreso después de 11 años de dictadura, donde se estudiaran mejoras en nuestra excelente Declaración Programática y en su Plataforma Política Inmediata, así como en los Estatutos del Partido.

Antes de proseguir con el informe, como lo hicimos en el CC, queremos rendir un emocionado homenaje a los miembros del CC muertos o desaparecidos durante este nocturnal período de dictadura y fascismo, a los compañeros Gerardo Cuesta, Eduardo Bleier, Oscar Tassino, desaparecidos, a los compañeros Irene Pérez, Tita Cogo, José Blanco, Milton Montemar, Idilio Pereira, Armando González, Juan Carlos Peña, Héctor Cerruti, muertos en la militancia durante el período de la dictadura; a los compañeros Nuble Yic, Hugo Pereira, Amelia Sanjurjo, Nibia Sabalsagaray, Edmundo Rovira, y tantos otros que murieron en la tortura y en la cárcel manteniendo sobre su corazón, simbólicamente, el carné del Partido Comunista. (Aplausos.)
(Se guarda un minuto de silencio.)

¡Gloria eterna a los héroes de la libertad y de la patria! (Aplausos.)

Proponemos saludar a los miles de compañeros que pasaron vencedores la cárcel y la tortura, a los presos, a los retornados del exilio, a los militantes de la clandestinidad, a la modesta familia comunista que nos prestó su casa en la hora tremenda de la tortura y la represión, que educo a sus hijos que hoy militan en nuestra gloriosa Juventud Comunista. A todos ellos que fuera del país, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Gerardo Gatti, León Duarte y muchos otros, dieron su vida por la causa de la libertad. (Aplausos.) A todos los compañeros que mantuvieron enhiesta la bandera de la democracia, la soberania nacional, la libertad y el socialismo. A los compañeros frenteamplistas, ante todo al general Seregni y a sus compañeros militares, a los compañeros de la CNT, de FEUU. Un saludo a todo nuestro pueblo, blancos, colorados, frenteamplistas, religiosos y laicos.

I)  SE INICIA UN NUEVO PERIODO HISTORICO

Realizamos, compañeros, y éste sería el primer capitulo de nuestro informe, nuestra reunión, en momentos que se inicia un nuevo período histórico. La derrota de la dictadura y la reconquista de la democracia significaron una gran victoria de nuestro pueblo, un momento nuevo de la patria. Aquello por lo que lucharon los mejores representantes de nuestro pueblo, aquello por lo que combatieron la clase obrera y las grandes masas trabajadoras, estudiantiles, patrióticas, encabezadas por la CNT, por la FEUU, por el FA, aquello por lo que fueron a la cárcel los héroes de la libertad y de la patria, con el general Seregni, nuestros compañeros de dirección, por lo que tantos ofrendaron su vida, triunfó luego de más de una década de sacrificios, de combate sin tregua y una noche de horror para la patria.

La dictadura barrió las libertades, ensangrentó el país, aplicó la metodología feroz del fascismo, entregó todavía más nuestra economía al imperialismo, liquidó la legislación social y sumió al Uruguay en la crisis y al pueblo en la miseria, la desocupación, el drama social en todas sus formas. Fue un viraje reaccionario de carácter cualitativo, una tentativa del imperialismo de EE.UU., de los sectores más regresivos del gran capital y de los jefes y oficiales fascistas de las Fuerzas Armadas, de revertir violentamente el proceso democrático y aplastar a sangre y fuego el movimiento obrero y popular, de negar las tradiciones nacionales de institucionalidad democrática, que desde el campamento artiguista caracterizaron como rasgo la vida del Uruguay.

Fue así como lo hizo el imperialismo norteamericano en todo el Cono Sur y trató de hacerlo en América Latina. Era una proyección de carácter latinoamericano, destinado a revertir el proceso de independencia, a paralizar el movimiento liberador, a bloquear a Cuba, a transformar estos países en sólidas piezas de un ajedrez fascista en la política internacional y en la estrategia de guerra, de preparación del imperialismo norteamericano de la catástrofe nuclear.

Para ello, crearon estados de tipo fascista. Y esto tenemos que entenderlo bien. Hablar sólo de autoritarismo, como se ha extendido en algunos medios –aún sectores frenteamplistas- es olvidar al imperialismo que detrás de estas dictaduras creó un nuevo tipo de estado apoyado en las fuerzas militares, cumpliendo el papel de partido fascista que cumplieron en Europa. Eran las dictaduras del capital financiero, del imperialismo, de los sectores más reaccionarios y dieron un viraje regresivo a todo el estado uruguayo en un sentido antinacional, antidemocrático. Fue el intento de ajustar a sangre y fuego cuentas con el movimiento obrero y popular, de extirpar de raíz el movimiento comunista y el movimiento liberador, de aplastar la presencia de la clase obrera en la vida nacional y el desenvolvimiento liberador del continente. Fue así un cambio cualitativo, negativo, el pasaje de la democracia al fascismo. Como es hoy un cambio cualitativo, la reconquista de la democracia.

Lenin decía que quien quiera ir al socialismo por otro camino que el democratismo político, llegará infaliblemente a conclusiones absurdas y reaccionarias, tanto en el sentido económico como en el político. Nosotros creemos que fue un acierto del Partido desde el primer instante, desde sus primeros documentos de agosto del 73, el caracterizar que en el golpe de estado hay una tendencia al desenvolvimiento fascistizante en el país, y caracterizar luego del 75 el estado uruguayo como un estado de corte fascista que era necesario enfrentar y destruir por la colaboración, la unidad el entendimiento, la concertación, la reunión de todo lo que se opusiera al fascismo, si no queríamos un largo periodo de noche fascista, una retrogradación de nivel secular para todo nuestro pueblo.

Por lo mismo, el Partido fue abanderado de la democracia, abanderado de la unidad, no sólo de la afirmación y continuidad del FA, ya que fuimos los primeros en mantenerlo dentro del país en medio del horror, y estuvimos entre los primeros que lo constituyeron en el exterior para la continuidad del Frente, pero también combinado con esto, iniciamos esta gran política que más tarde fructifico en la concertación. ¡Y el Uruguay se une entero para acabar con el fascismo, para reconquistar la democracia, para abrir el nuevo período histórico que iniciamos!

Por eso el Partido aparece como abanderado de la democracia, por haber ofrendado su sangre al renacer de la democracia y de la patria, afirmando en forma terminante la experiencia tremenda que vivió el Uruguay, que debe hacernos determinar un compromiso general patriótico de todo el pueblo: nunca más fascismo, nunca más dictadura regresiva y siniestra, sea civil o militar, en la patria.

Por lo mismo, al abrirse un nuevo período histórico es necesario saber delinear, delimitar con claridad, cuáles son las tareas de ese nuevo período. Nosotros las definiremos en forma muy sucinta.

Primero, estabilizar la democracia y extirpar de raíz los restos del fascismo y la regresión dictatorial. Segundo, a la vez, simultáneamente y no antes ni después, se trata de avanzar en democracia, es decir, desarrollar la lucha por una democracia avanzada, que no fue sólo un lema electoral, sino que supone la movilización y la lucha por un programa de reivindicaciones y cambios sociales y económicos y de adelantos políticos fundamentales.

Desde el ángulo estratégico, es decir, del proceso revolucionario, de la marcha del pueblo todo hacia un poder popular con el FA, o sea, de la perspectiva de un gobierno democrático antiimperialista, este período es un nuevo período de acumulación de fuerzas obreras y populares, de hacer avanzar la experiencia y la conciencia de las masas, de desarrollar sus instrumentos históricos en el movimiento obrero y popular en el medio de la democracia, de desenvolver el movimiento obrero, el Frente Amplio, de darle su proyección a “Democracia Avanzada”, de desenvolver el Partido. O sea, desarrollar aquellas fuerzas que por múltiples caminos son las creaciones históricas de nuestro pueblo y serán los instrumentos de congregación de la clase obrera y las masas populares es la gran tarea del presente: la marcha hacia un poder del pueblo con el Frente Amplio, como culminación del período que iniciamos.

Las masas han realizado un gran aprendizaje. La dura pedagogía de la dictadura y la lucha sin tregua contra ella, han madurado nuevos procesos, como lo demuestra el protagonismo de las masas y lo demostró también la elección a pesar de su resultado relativamente limitado. Lo demuestra el acrecentado papel del FA en el centro de la escena nacional, en las deliberaciones de gobierno, en los procesos, en la concertación.

Pero también la acción heroica del Partido y su elevada imagen, compañeros. Lo característico de este momento es que nuestro Partido, con su arraigo en las masas, está también presente en la expectativa, en la esperanza o en el entusiasmo y el fervor de cientos de miles de personas en este país.

Desenvolver mucho más la conciencia revolucionaria

Pero, compañeros, los niveles de la elevación de la conciencia democrática a conciencia revolucionaria, del avance del frenteamplismo, del desenvolvimiento de la necesidad y comprensión de la concertación y de todo el movimiento democrático, a conciencia revolucionaria, a la comprensión de que los cambios fundamentales del país serán con un poder del pueblo, son aún insuficientes. Y la elección ha sido en ese sentido un termómetro demostrativo. Cientos y cientos de miles de personas en todo el país miraban hacia el Frente Amplio, 400.000 mil votos es una cifra imponente, mucho más si el FA obtuvo el 34,9% de los votos de Montevideo, demostrando qué sector fundamental se ha definido políticamente por la gran esperanza del Frente. Pero, ¡cuántos demócratas, trabajadores, hombres del pueblo, sobre todo del interior, todavía no comprenden al Frente y miran con relativa distancia, aunque sí con curiosidad esperanzada, la presencia de nuestro Partido!

Nosotros decimos que es, entonces, insuficiente y que en esta etapa hay que transformarla en la experiencia de la abrumadora mayoría de la clase obrera, de las capas medias, del pueblo, de la intelectualidad, de los estudiantes, de los sectores del interior del país. Más que nunca nosotros podemos afirmar con una frase de Lenin que ya mencionamos en el XIX Congreso de nuestro Partido: “Hoy hay cientos de miles de personas que miran hacia nosotros, pero que todavía nos temen”. Ya no nos temen porque nos confundan con la vieja imagen de la campaña imperialista del hombre con el cuchillo entre los dientes, o crean que le vamos a repartir la casita al pequeño propietario, o absurdos de este tipo. Pero nos temen todavía porque el golpeteo de la campaña anticomunista trata de mantener una distancia entre nosotros y la esperanza. Debemos unir las primeras experiencias del combate popular y la acción en general, junto con el despertar de una conciencia y una comprensión política, que permita transformarnos aún más en un gran Partido de masas en la ruta de la conquista del poder por el FA, en la ruta del triunfo del pueblo.

Las nuevas tareas, pues, suponen, antes que nada, afirmar la democracia. Marchar hacia el poder del pueblo significa afirmar la democracia, extirpar los restos del fascismo. Y éste es el centro de nuestra discusión. El conjunto de las tareas: sindicales, políticas, democráticas, patrióticas, partidarias, ¿en qué se unen? Todo está unido en la marcha hacia el poder del pueblo que trazamos en el año 1955 y que empezamos a construir entonces. Hoy, la posibilidad de un poder del FA se vislumbra en el horizonte. Hay que recorrer la distancia que va hacia el horizonte, que no es un espejismo, sino la realidad concreta a conquistar, que está en las manos de la clase obrera, del pueblo, del Frente Amplio, de los sectores populares, de nuestro Partido.

Claro que hay enormes tareas de movilización, de conquista de las masas por el FA y el sistema de organizaciones populares. Este combate es complejo y se irá haciendo más difícil, compañeros, primero porque el imperialismo y los restos del fascismo no nos van a dejar vivir tranquilos y consolidar la democracia. Hoy, están emboscados. Hoy Reagan, ese imperialista siniestro y belicista, nos sonríe con sus dientes de propaganda de Hollywod, pero detrás sus aparatos ya están pensando en la presión por medios económicos y políticos para detener la democracia, para crear problemas, como lo hacen los sectores fascistas y regresivos agazapados.

Estabilizar la democracia, en una critica situación económica

Nosotros planteamos estabilizar la democracia y, desde luego, un tema de la estabilización de la democracia es la situación económica, profundamente crítica, y los intentos del capital financiero y los sectores del latifundio y el gran capital, de descargar la crisis sobre el pueblo. Pero apenas los obreros se movilizan por salarios y empiezan a obtener conquistas, aparecen los Strauch, los Bunge y Born, los dirigentes de la empresa Alpargatas, que en éste u otro gremio desarrollan la provocación como sistema, tratando de detener la reivindicación popular y continuar la política económica de la dictadura en el cuadro de la democracia.

Por eso es falso que la lucha del pueblo, que es la lucha para estabilizar la democracia basándose en sus reivindicaciones, constituya una sombra sobre el país, como afirma el semanario “Opinar” el 28 de marzo, en su página primera y en su editorial. O como lo decía el senador Paz Aguirre, en declaraciones tremebundas, de que queremos “boliviarizar” el Uruguay. ¡No! Estamos por la estabilización democrática, pero la democracia no se estabiliza sin resolver simultáneamente los grandes problemas del pueblo, de ese pueblo que será el que dará su sangre, su vida y su sacrificio, como lo hizo antes, para que la libertad florezca en el país, para que la patria viva en democracia.

El problema desde luego es complejo, por el carácter de clase del gobierno y su programa económico. El programa económico del gobierno, a pesar del proceso de la concertación, no era el programa económico del Frente Amplio; tampoco el programa económico del FA era el del Partido Nacional. Y debemos de ver el carácter de este gobierno. De la elección salió un gobierno colorado encabezado por el Dr. Sanguinetti, apoyado por sectores de la media y la gran burguesía industrial y ganadera, gobierno de orientación democrática en general, comprometido en parte con el proceso de la lucha democrática del país y que está mostrándose ultrasensible a la reclamación popular y a la necesidad de encontrar, en este cuadro, caminos de dialogo, de debate. Tratando, desde luego, que sean sus soluciones las que triunfen, mucho más cuando la presión del imperialismo y del Fondo Monetario Internacional, frente al tema de la deuda externa y otros, colocarán en carne viva todos los grandes problemas de la profunda crisis en que la dictadura sumió al país.

Los primeros actos del gobierno, de restauración democrática, de colaboración en el reintegro de los despedidos más allá de diferencias, de legalización de nuestro Partido y otras organizaciones, de búsqueda de contactos con el Frente Amplio y las organizaciones obreras y populares, en medio de la concertación, podemos decir que son grandes conquistas del pueblo uruguayo y son atisbos positivos del camino para abrir el avance en democracia.

Como son positivos en política exterior, la elevación de las relaciones con Nicaragua, el inicio de relaciones con Cuba, la amplia declaración de apertura al comercio y a las relaciones con todos los países, la posibilidad de relaciones con los países liberados de África, en primer termino, Angola. Esto corresponde al espíritu de rescate de la democracia que vive el país.

Desde luego, hay problemas. Hubo forcejeos para la Ley de Amnistía, hubo forcejeos para los problemas de los destituidos, hubo forcejeos para la Ley de Enseñanza, y hay un gran forcejeo en torno a los problemas del salario, de las leyes sociales y de las soluciones. Pero además, debemos tomar en cuenta, compañeros, el carácter contradictorio de las fuerzas electorales que votaron al gobierno. El gobierno fue electo, en primer término por grandes masas democráticas, grandes masas partidarias de la democracia y de la libertad que pensaban que por la vía del gobierno de Sanguinetti, se iba a conseguir la afirmación de la democracia, de la paz y la tranquilidad en el país. Pero fue votado también por fuerzas regresivas, cómplices de la dictadura y por sectores militares que en última instancia quieren, presionando desde adentro junto con otras fuerzas conservadoras, tratar de que el gobierno se atasque, se separe del pueblo, se debilite aún más, retroceda y se vuelva un simple instrumento de aplicar las recetas del FMI y tome el camino de las restricciones de las libertades y del choque con el pueblo.

Es en medio de este gran forcejeo, que nosotros tenemos que saber que la lucha por la estabilidad de la democracia no se contrapone a la lucha por el avance en democracia. Y que el avance en democracia no se contrapone a la necesidad de estabilizar la democracia y no caer en el jugo de la presión imperialista.

Además, debemos tener presente la relativa debilidad política del gobierno cuando hablamos de su estabilidad, ya que es minoría en ambas Cámaras. En este cuadro de ambas presiones, la profundidad de la crisis económico y financiera marcha una situación desesperante de los trabajadores, de amplias masas laboriosas, de las capas medias, de sectores del campo que, por lo tanto, están señalados por un cuadro de radicalización, de búsqueda de salidas, de reclamaciones de vivir mejor, de recuperar parte del poder adquisitivo perdido, de obtener una legislación social y justicia social junto a la libertad. Por lo mismo, sólo en el marco de la concertación y atendiendo al clamor de la clase obrera y el pueblo, el gobierno podrá cumplir su función de restauración y consolidación democrática. De lo contrario, será atenazado por los sectores fascistas que quedan incrustados en las Fuerzas Armadas y por la presión del imperialismo y, desde luego abrirá con el pueblo una distancia, una zanja, que será nefasta para la democracia y para el proceso político nacional.

Por esto, es que no podía haber un gobierno de unidad nacional. Un gobierno de unidad nacional con el FA adentro significa programa. El FA no puede integrar un gobierno, sin ser sobre una base programática o por lo menos, una plataforma política inmediata. Si vemos el gobierno en el cuadro de estas dos presiones y donde el papel del pueblo puede contribuir, incluso, a las tendencias mejores dentro del propio gobierno y aflojar la presión imperialista, nosotros vemos que, sin duda, un gobierno de unidad nacional con un programa claro y categórico, sería una importante contribución de este proceso. Pero hasta ahora, eso ha sido imposible y quién sabe si se podrá alcanzar…

Además, no debemos bajar la guardia ante la peligrosidad del aparato fascista y regresivo, que no son sólo los militares fascistas, los antiguos torturadores o los mezclados en negociados. Son también las fuerzas civiles del capital financiero, aun de la gran industria vinculada al capital financiero, de esos Strauch y esos Bunge y Born que están provocando en el conflicto textil y que provocan en otros gremios. Fíjense ustedes, en el momento actual: los textiles y los obreros aparecen posponiendo el paro general, y sin embargo, el Dr Tarigo grita en el semanario “Opinar” y Paz Aguirre también, y los Strauch y otros negándose a todo arreglo, con vistas a que el paro general se haga, pero que ellos logren imponer su negativa a las conquistas económicas del pueblo. Desde luego que los trabajadores, si la patronal textil no acepta, irán al paro general, pero muestran su espíritu de comprensión, su actitud generosa ante el país, responsable. Aunque no pueden hacerlo a costa de multiplicarle los millones a Strauch y que haya menos pan en los hogares de los trabajadores textiles.

Esta peligrosidad se acaba de expresar en los tres elementos que publica el semanario “Opinar”. Primero, la prueba dada en el Senado de la República, de que los servicios de Inteligencia del Ejercito, incluso vigilan lo que dice el Ministro de Defensa Nacional, en sus repartidos internos. Segundo, que se siguen propalando boletines subversivos del Servicio de Inteligencia Militar, del Departamento 2 del Estado Mayor, con mentiras contra la izquierda, con provocaciones de todo tipo, en las que a lo mejor esos mismos servicios han intervenido. Tercero, el planteamiento de la decisión del general Álvarez cuando era Comandante en Jefe del Ejercito, proclamando contra todo revisionismo, es decir, que no se examine lo de las torturas, que no se examinen los negociados, y proclamando que él se hace responsable de todo. ¡Que él es responsable, que fue el golpista de la primera época, que era Comandante del ESMACO, que tuvo al general Seregni encerrado y que torturaron en la Región N° 4, todo el mundo lo sabe! Es responsable él, pero con eso solo no cubre. ¡Nosotros no somos partidarios de un velo de silencio ni de revanchismo primitivo! Porque pensamos que es erróneo en el país de hoy, dividir así: por un lado el pueblo y por otro los “milicos”. Eso le hace el juego a los fascistas. Nosotros, por el contrario, decimos: por un lado, los fascistas, los torturadores, los ladrones y por otro lado todo el pueblo, y que vengan también los militares que no sean torturadores para afirmar la democracia en nuestro país. (Aplausos.)

Sólo un camino, pues: estabilizar la democracia y avanzar en democracia. La estabilización no se contrapone al avance, la lucha contra la dictadura creó nuevos instrumentos tácticos: la multipartidaria primero, la concertación. No subestimamos la concertación como un instrumento de diálogo, de contactos, de expresiones, de discusión de las fuerzas de trabajo, incluso con las patronales o con los representantes de otra clase social. Se asustó el Dr. Tarigo en un programa de televisión al afirmar “alguien dijo que la concertación es una forma de la lucha de clases”. Pero, ¿qué otra cosa puede ser, si se sientan la CNT y viene a la CONAPRO la patronal, la misma patronal con la cual estamos discutiendo y de repente en huelga? El Frente Amplio representa a la clase obrera y las capas medias de la población como composición social; pero los otros partidos son policlasistas, allí hay banqueros, terratenientes, grandes capitalistas. Claro que es una forma de la lucha de clases en el plano del diálogo y la concertación. Como la huelga es otro plano de la lucha de clases y la lucha por el poder, es otro plano de la lucha de clases.

Por eso, concertación, negociación, movilización. Pero la bandera de la concertación en nuestras manos, compañeros. Oponerse al avance de la concertación es entregar las banderas que son producto de la acción y de la unidad del pueblo. ¿Por qué triunfó la multipartidaria y se acabaron las negociaciones del Parque Hotel? ¡Por el 1° de mayo de 1983, en primer término! (Aplausos.) Fue la acción del pueblo que determinó que la concertación se hiciera.

El desarrollo del Frente Amplio, del movimiento obrero, del Partido, y el camino de acumulación de fuerzas hacia el poder del pueblo, con el FA como culminación de este período, son objetivos estratégicos que se entrelazan mutuamente.

Por lo tanto, estabilización democrática y cambios. El olvido de uno u otro de estos factores, lleva al error. Claro está, en la lucha y la acción política en todos sus matices, terminará definiendo quién ganará en esta gran política de concertación. ¿Ganarán las clases dominantes o ganará el pueblo? Nosotros creemos que la amplitud política unida a la movilización, a la acción, a la propaganda, al fortalecimiento de los instrumentos populares, determinará una nueva y gran experiencia del pueblo uruguayo en el camino de una democracia avanzada, de las transformaciones y de las reformas estructurales que el país necesita.

Por lo tanto, la respuesta no es sectorizar sino ver la gran función de la concertación. La respuesta es ocupar todos los espacios, unir las luchas, las reivindicaciones, el programa, los instrumentos políticos: FA, CNT, FEUU, movimiento popular, organizaciones sociales, mujeres, jóvenes, intelectuales, partido, que en última instancia es como partido de la clase obrera, vanguardia del proletariado, la quintaesencia de todos los avances y todos los niveles de la lucha obrera y popular.

Desde luego, nosotros hemos expresado que definimos este período en un breve programa resumido, de cuatro grandes capítulos. El primero, estabilizar la democracia, ahondar, profundizar, consolidar, desarrollar las libertades y derechos del pueblo, liquidar los restos de la dictadura, el Acto 19. Próximamente se va a reunir el Parlamento como Constituyente y habrá que liquidar incluso el acto 19 votado en el Club Naval; liquidar la ley sindical: liquidar todo el conjunto de los decretos que todavía quedan prohibiendo organizaciones, afirmando la amplia prédica de la libertad, las posibilidades de todos los medios de expresión en un plano superior aún. Es decir, ahondar la democracia y profundizarla, estabilizándola. Y desde luego, extracción de los restos del fascismo y el establecimiento del juicio de aquellos culpables efectivos de robos, de asesinatos, de negociados, de crímenes.

Segundo, reivindicaciones: salarios, jubilaciones, trabajo para el pueblo, legislación social, salud, vivienda, atención al campo, un proyecto especial para el campo y el interior, desenvolvimiento de la cultura, de los derechos de la intelectualidad; restablecimiento del carácter laico, democrático y avanzado de nuestra enseñanza y continuar el proceso de redemocratización de la Universidad y sus vínculos con el pueblo.

Tercero, realizar una política económica general de reformas estructurales. Hay que desenvolver la industria, desarrollar la agricultura, desenvolver la ganadería, recuperar el sector estatal que juega un enorme papel económico y fue saqueado, distorsionado y alejado de su función o mediatizado al servicio de los monopolios por la dictadura.

Cuarto, enfrentar la deuda externa, con la evidencia de que el Uruguay no puede pagar esa deuda. Si por nosotros fuera, pagarla tarde, mal y nunca. Y decir: negociaremos con los banqueros después de dar de comer al pueblo, de desarrollar la economía, de realizar inversiones para que se califique la ganadería, para elevar el nivel de vida de la población; desenvolvimiento del comercio exterior, rechazo a la política regresiva de crisis y dominio del FMI; comercio exterior con todos los países en planos beneficiosos para todos. Y política exterior de paz, soberanía, de latinoamericanismo, contra la dependencia.

Yo he dicho que el gobierno ha dado pasos positivos; he leído recientemente las declaraciones del Cr. Iglesias que dice que en cuanto al no alineamiento, se mantendrá una actitud de observación positiva. Nosotros creemos que Uruguay debe avanzar en una política de no alineamiento, no porque los comunistas creamos que son lo mismo los países socialistas que se defienden de la agresión imperialista y apoyan a los pueblos que se liberan en el mundo, que el bloque encabezado por EEUU de guerra y de agresión, con el Tratado Atlantico y su preparación de la guerra nuclear. Pero nosotros no queremos que el Uruguay vaya a ningún bloque, queremos una política de independencia, de soberanía, de no alineamiento. Porque es lo que corresponde a los intereses del Uruguay actual y correspondería incluso a América Latina. Cuba, que está alineada totalmente desde el punto de vista político, militante, combativo e ideológico, con la Unión Soviética y los países del Tratado de Varsovia, no integra el Tratado de Varsovia que corresponde fundamentalmente a problemas de Europa.

Y desde luego no hablamos de Nicaragua.

La lucha se agudizará, compañeros, en la medida que estas definiciones de orientación política y económica se van desenvolviendo y profundizando en al República. Pero esa lucha que se agudizará, agudizará también el anticomunismo. Hoy el país ha vivido una prueba de fuego: el anticomunismo es el fascismo, es el robo y el asesinato. Pero eso no quiere decir que sea el anticomunismo grosero y feroz que hoy está metido en la cueva y que tiene a veces incluso sus reflejos en zonas de la izquierda, que ese anticomunismo no vaya agudizándose con los medios de publicidad del imperialismo, a medida que en el Uruguay se acentúen los grandes temas.

Pero, compañeros, saber que las masas están en el centro de la escena y que por lo tanto el desarrollo del proceso, de la educación que siga la experiencia, está en función de nuestro trabajo. La base de toda la táctica y la estrategia, es encabezar la lucha de masas, desenvolver el combate, la línea sindical, el sistema de organizaciones, examinar las posibilidades de marchar hacia un gran conglomerado al estilo del Congreso del Pueblo que reúna los intereses de las capas medias, aun de sectores burgueses nacionales con la clase obrera en torno a un programa nacional; desarrollar el FA en su política hacia el poder, tener conciencia clara que en la hora actual la batalla del FA es la batalla del camino hacia el poder. No sabemos si dentro de tres, si dentro de cinco años, pero hoy estamos en la ruta y todo lo que obstruya esa ruta, la pequeñez interna, las pequeñas patadas por debajo de la mesa entre los sectores del Frente, los “antis”, el volcar hacia dentro del Frente, eso en última instancia traba esta gran tarea histórica del momento, estratégica fundamental que caracteriza la culminación de todo el período que vive el Uruguay, después de la caída de la dictadura.

Y hacia un gran partido obrero de masas, compañeros. Con lo mejor de la clase obrera, la mayoría de la clase obrera, lo mejor de la intelectualidad y aún una más grande, más amplia, más educada, más formada, más poderosa a lo largo de toda la república, Unión de la Juventud Comunista. Poniendo todos los instrumentos al servicio de esta lucha: la prensa, el Parlamento, los ediles, las audiciones radiales como la de Enrique Rodríguez, la agitación, la propaganda. Y teniendo una sensibilidad extrema al momento nacional, a las reivindicaciones del pueblo, a sus exigencias, a sus problemas, a sus interrogaciones. Esta lucha tiene por objetivo inmediato abrir paso a una democracia avanzada, o sea a cambios progresivos de libertad y justicia social. La plataforma que enumeramos de cuatro puntos es la plataforma mínima no es el programa todavía de la revolución democrática antiimperialista, que será el programa del Frente en el poder, pero corresponde a la etapa de estabilizar la democracia y avanzar. Y es una etapa y un camino hacia el avance del poder del pueblo con el FA.

II) EL FRENTE AMPLIO Y SU PAPEL HISTORICO

El FA es el hecho político más importante del desarrollo del movimiento revolucionario en el país, en los últimos lustros. En síntesis, fue en un plano superior el FA, la síntesis de todo el proceso de unidad de las masas obreras y populares desenvuelto en las décadas del 50 y del 60 y continúa la prueba histórica del 70 con la dictadura. Todo lo que hicimos fundando el movimiento sindical unido, con los “obreros y estudiantes unidos y adelante”, con el Congreso del Pueblo, con las primeras organizaciones rurales, con el avance de la intelectualidad hacia la clase obrera. Toda esa cifra de sacrificios, de experiencias, de combates, un día determinado parieron, o crearon condiciones para parir la unidad de la izquierda y el nacimiento del Frente Amplio. Es decir, un camino hacia el poder democrático y antiimperialista, un camino a través de él para avanzar hacia el socialismo en el Uruguay.

En el FA fructifica toda nuestra labor desde el XVI Congreso del Partido, con vistas a abrir la perspectiva de una alternativa popular, rompiendo las estructuras del bipartidismo, abriendo paso a una nueva realidad nacional, permitiendo que las grandes experiencias de las masas por las luchas reivindicativas se sintetizaran y canalizaran en el plano político.

Desde el punto de vista social y de clase, el FA es –aunque ahí todavía no esté toda la clase obrera y las capas medias- la expresión política de la alianza del proletariado y las capas medias, que potencialmente en ciertos períodos puede incluso alcanzar ciertos sectores burgueses no vinculados al imperialismo. Pero, en lo fundamental, son el proletariado y las capas medias de la ciudad y el campo, los estudiantes, la intelectualidad, etc.

Dentro del FA nosotros nos sentimos representantes del proletariado que ha hecho su experiencia política, que ha dejado de ser “clase en sí” para ser “clase para si”. Por lo tanto, luchamos para que en el Frente Amplio, en ese proceso, gravite fundamentalmente como fuerza orientadora y de vanguardia, la clase obrera. Ello no significa pisotear, dominar, gravitar, sino formar un frente único con las capas medias de la ciudad y el campo, con los sectores de agricultores pequeños y medios, etc., y con las capas medias urbanas, especialmente los estudiantes y la intelectualidad.

Es decir, expresa una teoría de la revolución uruguaya marcada por nosotros en el XVI Congreso. ¿Qué decíamos en el XVI Congreso? El Uruguay, para pasar de hablar de la revolución a avanzar hacia la revolución, tiene que desarrollar las condiciones para crear un Frente Democrático de Liberación Nacional, o sea, antiimperialista. Ese frente, ¿cómo se forma?, decíamos nosotros. Uniendo a la clase obrera, uniendo a los estudiantes, buscando el camino del campo, buscando el camino de la intelectualidad, buscando la unidad de la izquierda. Y así, consecuentemente, por muchas veces, le planteamos la unidad del Partido Socialista, sin suerte, hasta que se forma el Frente Amplio. Y así, buscamos otras formas de la unidad de la izquierda, y así fuimos fundadores del FA. Porque el Frente Amplio era el germen, como lo decíamos en 1971 cuando se formó, o más que el germen, la columna vertebral de todo ese proceso democrático y antiimperialista de país, expresado en el plano político. Es decir, era el embrión y hoy mucho más que el embrión, del Frente Democrático Antiimperialista o de Liberación Nacional, como quieran llamarlo ustedes.

Por lo tanto, se enlaza con todas las otras vertientes El movimiento sindical no está en el Frente Amplio, pero en la vida objetiva del programa, de la lucha, de las acciones de clase, hay una coincidencia esencial. Y así, podríamos hablar de las otras capas sociales.

Pero, además, el Frente Amplio ha demostrado su fertilidad como instrumento de convocatoria de masas, de organización, de incorporación de militares, incluso como expresión de ese momento que crea los hombres que la historia necesita en momentos determinados. El FA supone encontrar un presidente como el general Seregni, conductor político, revolucionario consecuente (grandes aplausos), que mantuvo su conducta digna en la cárcel y que podemos decir que se integra entre las grandes figuras de la galería de héroes del pueblo uruguayo.

Un instrumento para llevar al pueblo al poder

Lenin decía, compañeros, que la política seria comienza, cuando se cuenta por millones. Claro que él hablaba de la inmensa Rusia, de la inmensa nueva Unión Soviética, pero nosotros podemos decir que la política comienza a ser seria, cuando empezamos a contar por cientos de miles. Nosotros empezamos a pasar de una actitud propagandística del Partido, de un factor de critica – aunque movilizamos siempre el movimiento obrero y participamos en el movimiento juvenil- a una actitud de ser una fuerza política real, cuando con nuestro esfuerzo, congregado a otras fuerzas políticas, pasamos a influir por cientos de miles a la clase obrera, como lo probó la huelga general del 73; pasamos a ser parte de un Frente Amplio de enorme gravitación nacional, que sacó 400.000 mil votos, pero es casi el 35% de los votos de Montevideo y será mañana, si sabemos trabajar, el instrumento para el millón de uruguayos que llevarán al FA al poder en un próximo período. (Aplausos.)

Pero el FA debe crecer, compañeros. El FA no puede enquistarse en si mismo, el FA no puede acorazarse dentro de los cuadros de determinada zona de la izquierda. Quedan todavía sectores de la clase obrera que votaron a los partidos tradicionales, que no hicieron el proceso de desarrollo ideológico revolucionario a niveles de la experiencia que elementalmente han realizado; hay sectores de las capas medias, de las capas medias avanzadas, estudiantes, intelectuales y otros que están en el Frente, pero tenemos que ganar las viejas capas medias, tenemos que ganar al bolichero, al barista, al hombre de la manufactura, al pequeño fabricante; pero tenemos que ganar el campo con un programa de fondo. No vale el argumento de que en el campo uruguayo vivan sólo 250 mil personas. El campo uruguayo, después de la clase obrera, es la segunda fuerza motriz del proceso transformador del país, que pasa por la reforma agraria y la modificación de la tenencia de la tierra. (Aplausos.) ¡Tenemos que ganar el interior del país!

Y desde luego, el Partido tiene que ser el abanderado del esfuerzo del FA por la apertura de masas y por la organización de esas masas.

Y esto supone una combinación dialéctica de cuadros. Por un lado, apertura siempre mayor de masas, apareciendo como abanderado de soluciones nacionales, como una fuerza de poder, como una fuerza sana, patriótica, que tiene un proyecto nacional, un proyecto agrario, un proyecto para el interior, un proyecto para la cultura, un proyecto para la salud, un proyecto para la vivienda, con un leguaje adecuado. Pero a la vez, haciendo esta amplificación, el Frente no debe perder su identidad revolucionaria, democrática y antiimperialista. ¿Por qué decimos esto? Asistimos, por un lado a la necesidad imperiosa de amplitud: el Frente Amplio hacia fuera, incorporando nuevas fuerzas, nuevas personalidades, incluso con desprendimiento de los partidos tradicionales hacia el Frente. Esa política debe proseguir. Pero junto con esto, debemos saber que desde la elección y antes de la elección, oímos los cantos de sirena de la radio, de la TV, de los sectores burgueses, que hablan de la moderación dentro del Frente y que predican la “socialdemocratización” del Frente.

Nosotros lo decimos: primero, el FA es una organización pluralista. Allí están los comunistas, que son marxistas-leninistas, allí está el Partido Socialista, el sector democrático avanzado de origen colorado que sigue al Dr. Batalla, el PDC, la IDI con sus subdivisiones, están los independientes. El Frente es por es por excelencia, entonces, pluralista. ¡No puede cambiar su carácter, según sean los votos de cada uno! En la elección del 71, la 1001 era la primera fuerza. ¿Cambió por eso su carácter el Frente y vino hacia posiciones más comprometidas desde el punto de vista revolucionario? No. Y nosotros hubiéramos sido los primeros en oponernos.

Por lo tanto, la idea de que el Frente debe seguir un proceso de “socialdemocratización” que predica la radio, la televisión, sobre la cual han escrito incluso periodistas de los semanarios representantes de los partidos tradicionales y a la cual han buscado y empujan sectores desde el exterior, a esa idea, nosotros ¡decimos que no! Seria desfigurar el carácter del Frente… Y lo sería, además, porque el Frente marcha hacia el poder del pueblo, hacia la revolución democrática antiimperialista y es integrado por fuerzas que quieren de verdad llegar al socialismo. Y la socialdemocracia es la renuncia al socialismo, como lo ha probado toda la experiencia europea (aplausos) desde la época en que la socialdemocracia se pronunció contra las revoluciones europeas del 17 y las posteriores hasta el 22, y porque la socialdemocracia ha tomado decenas de veces el poder en Inglaterra, en Alemania, en Suecia, ahora en Francia y en España, y el capitalismo ha seguido “tan campante”, como el famoso whisky del que nos hacen propaganda.

Hemos oído a Felipe González en Montevideo. Y hemos oído al comandante Ortega en Montevideo. ¿Cuál es nuestra ruta? ¿La ruta de la ruptura del dominio imperialista de la transformación revolucionaria de América Latina o la línea del FMI y de la OTAN y de los 2:600.000 desocupados que hay en España? ¡Ese es el tema! (Aplausos) Y no lo decimos nosotros. Lo dijo Mitterrand en Santo Domingo cuando expresó, en instante en que nos dirigíamos hacia ellos a plantearles la solidaridad y la unidad para la lucha contra el fascismo, por la paz, etc., que ellos no quieren para América Latina a Pinochet, pero ¡tampoco a Fidel Castro! Pero, ¡Fidel Castro es la única revolución socialista triunfante plenamente, ya que la revolución democrática avanzada de Nicaragua va hacia formas socialistas, pero va en camino! Mientras Cuba, ayudada solidariamente por los estados socialistas en América Latina demostró que el socialismo era posible en nuestro continente, transformando a esta isla en el corazón de la lucha de América Latina por largo tiempo. (Aplausos.)

Entonces, compañeros, el Frente no es marxista ni es leninista, ni es demócrata-cristiano: ¡es pluralista!

Pero, desde el punto de vista de que el comunismo es el socialismo científico, según Marx, Felipe González ha dicho aquí que él prefiere Keynes a Marx. Pero Keynes era el teórico por excelencia del capitalismo monopolista de Estado.

Sostiene el jefe de estado español, que Keynes resolvió con su teoría que no hubiera desocupación, es en los países que justamente se remiten a Marx, a Engels y a Lenin. Allí sí no hay un solo desocupado. (Aplausos.)

El FA: una vía uruguaya al socialismo

El FA es una vía uruguaya al socialismo y ella será pluralista, porque transitará a través de un gobierno del FA, en el que existirán todas las fuerzas políticas del FA mismo. Desde el punto de vista social, será el gobierno de la clase obrera y las capas medias de la población: desde el punto de vista político, será de todos aquellos que marchen con esa orientación; será una vía que corresponda a la tradición uruguaya, como pedían Marx y Lenin que en cada país debe ser la vía de acuerdo a las características de ese país. Y pensamos que el FA es la gran creación política, intelectual y social del pueblo uruguayo para abrir camino a su vía propia al socialismo. Y por eso, no precisamos para nada los concejos de la socialdemocracia, porque queremos en serio hacer la revolución y no quedarnos en el camino. (Aplausos)

Desde luego, compañeros, nosotros tenemos que ser un factor esencial de unidad en el FA. Sabemos que en la campaña electoral se hizo una campaña, a veces baja, contra nosotros, no como compañeros y frenteamplistas. Sabemos que a veces contradicciones. Hay contradicciones lógicas en el seno del pueblo y hay contradicciones envenenadas que el pueblo no puede tolerar, como son los “antis”, todas las formas de “antis”. Si somos clase obrera y capas medias, es lógico que haya ajustes en los enfoques. Si somos fuerzas diversas, es lógico que haya dialogo, debate. Pero dentro del FA, ¿cómo absorberlas? ¿Cómo discutir? En primer término, no caer en sectarismos, rechazar los “antis”, pero hacer un debate que tienda a la unidad del Frente, a sacarlo hacia fuera, a fraternizar con aquellos compañeros del Frente de todas las tendencias, a buscar al independiente, al hombre que no comprende, a la mujer del pueblo, transformarlos en fuerza de los barrios y en fuerza de las fábricas, porque el FA también debe tener comités en las fábricas. ¿Qué es eso, los obreros están negados a participar en el frente como tales?

Debemos realizar una política real de fijar los objetivos del Frente, de cumplir esas tareas, que nos lleven hacia el millón de frenteamplistas en el Uruguay.

Un mérito fundamental es la red de comités y su capacidad movilizadota. Esto es una suerte, es una cosa profunda. ¡Cuánto combatieron los comunistas en los frentes populares del mundo, para que la unidad se realizara también en la base! Nos acusaban de que, de esta manera queríamos chuparnos los frentes. Ahí están los comités del FA. Se trata de encontrar el camino fraternal. Yo ya dije: aquel que da patadas al compañero por debajo de la mesa, ése no está pensando que el Frente tiene que avanzar al poder está pensando en su boliche. (Aplausos.)

Los compañeros del FA son ahora, compañeros, el mayor campo político de masas del país. Tenemos que abrir comités en el campo y en nuestros barrios. ¿Cómo vamos a permitir que cierren sus puertas, porque ha pasado la campaña electoral? Sus funciones son permanentes, su labor debe ser continuada, debe vivir en función de la solidaridad, de los problemas del pueblo, de las reivindicaciones, deber ser un factor también para que la bancada y los instrumentos políticos del FA traduzcan las aspiraciones, las reclamaciones de los barrios, de la población, de los programas, las exigencias y las denuncias. Tenemos que hacer un enorme esfuerzo partidario para que el FA mantenga su condición, mucho más cuando se prepara un congreso del FA donde se va a su reestructuración.

Nosotros siempre hemos sido una gran fuerza del Frente, incluso somos una fuerza altamente representativa en una gran parte de las coordinadoras y electoralmente en esta elección, donde los comunistas eran ilegales y donde pasaban tantas cosas, salimos con el 28% de los votos del Frente. (Aplausos.) Pero es necesario dar un gran impulso: junto al movimiento sindical general, la primera tarea política de masas de nuestro Partido es el FA y son sus comités y sus coordinadoras en todo el país.

Para ello, tenemos que marchar hacia un gran activo, al desenvolvimiento de un aparato con cuadros del Partido en todas partes. Que colaboren, que trabajen, que tengan iniciativa, que tracen una línea justa, que permitan el desarrollo del Frente, que aseguren la línea justa del Frente mismo. Y todo lo que yo estoy planteando, no es más que lo que está en el reciente informe del general Seregni a las coordinadoras, o en su discurso en el Encuentro de Comités del FA, realizado en este mismo Palacio. No vamos a copar los comités. En los comités del FA hay lugar para todos y así como no vamos a tolerar las trapisondas, los jueguitos políticos, el anticomunismo barato que refleja servilmente el anticomunismo del imperialismo y de la dictadura, no queremos copar sino ser una fuerza influyente, militante, de engrandecimiento del Frente en las perspectivas de un poder popular. Vamos a agrandar el FA de manera amplia, no sectaria, descrismada, fraternizando con todos, con los sectores independientes, siendo los primeros en el trabajo y en la actividad militante, cultivando las alianzas. Hay que saber, desde luego, que los comités hoy son un termómetro vivo de todos los planteamientos ideológicos, pero saber también que a veces llega a los comités cualquier cosa. Hace unos días, yo me enteré que a raíz del episodio provocativo de la agresión a Hugo Batalla y otros legisladores, había gente sembrando por los comités que el culpable era Germán Araujo, que había chumbado a la gente, que había hecho una maniobra. ¿Quién fomenta estas cosas? ¿La policía? ¿Este bendito servicio secreto del ejército con sus partes y comunicados? ¡Sólo así se puede permitir! En vez de una actitud sana y honesta como la del Partido y del general Seregni, de denunciar esto como una provocación, rechazando que fuese hecho por la IDI, se adopta esta otra actitud.

Es preciso una gran política, que debe oxigenar aún más la vida interna del Frente y su unidad. Y hacer que el Frente tenga manos y brazos suficientes para abarcar, no el 34% sino el 40% o más de la población de Montevideo y toda la masa del interior del país que necesitamos.

Y la perspectiva del Congreso de los comités es muy importante. Nuestra posición es bien clara. Estamos por la representación del interior, estamos porque el Congreso sea un gran instrumento. Ni los partidos dominando los comités ni los comités contra los partidos, porque en los comités una gran parte también son gente de los partidos, y muchos independientes, si los rascan, son independientes de la boquilla para afuera. (Aplausos.)

Militantes independientes, frenteamplistas, gente de los partidos: una sola columna de la patria, una sola columna del pueblo, una sola columna de la democracia, una sola columna del antiimperialismo hacia el poder.

Y desde luego, estamos porque se logre eso. Claro está, no queremos imponer ninguna fórmula. Al semanario “Opinar” cuando me preguntó, le contesté: “No tengo una receta en el bolsillo, estamos discutiendo con Seregni, con otros independientes de la dirección, con los compañeros frenteamplistas, que fórmulas concretas se utilizarán, de qué forma concreta se elegirán los delegados de los comités, de qué manera se elegirá en el interior, cuáles son las proporciones, cuál debe ser la ponderación de votos de los partidos. Todo eso va a la discusión, partiendo de dos principios: el Frente debe reestructurarse en función, antes que nada, de que sea más fluida y regular la relación del Frente con los comités y más efectiva y auténtica la representatividad de los comités en el FA y la representación del interior. Sobre esas dos coordinadas discutimos todo, no estamos cerrados, llevaremos proposiciones, defenderemos posiciones, escucharemos, porque el Frente tiene que votar estas cosas por consenso, y ni por la prepotencia y menos por casualidad de cuántos diputados sacó cada uno”.

Para ello, compañeros, debemos preocuparnos de calificar nuestros delegados en los comités, en las coordinadoras, en el trabajo del Frente, realizando un trabajo modesto, una vigilancia política, una actitud militante, una aproximación fraternal a los cuadros de otros partidos, una circulación adecuada de la información y el conocimiento real de las posiciones de todos; desarrollando los comités, las coordinadoras, desenvolviendo comités en el movimiento obrero. Y, desde luego, fortaleciendo los lazos de nuestros dirigentes y de nuestros cuadros con los comités. Y ganar al interior del país.

Y dentro del trabajo general de unidad, debemos desenvolver una política de graduar adecuadamente los comités de “Democracia Avanzada”. “Democracia Avanzada” tiene un gran papel por delante. Uno, con las organizaciones de independientes que están trabajando en torno a Araújo, con el desarrollo de los esfuerzos de Rodríguez Camusso, pero el desarrollo de mucha gente, sobre todo en el interior del país, profesionales, intelectuales, profesores, etc. que están situados en el terreno de “Democracia Avanzada”. Pero, claro, no vamos a levantar comités a diestra y siniestra. ¿Es que se puede en cada barrio, levantar FA, “Democracia Avanzada”, Partido, organización sindical? Cualquiera comprende que el pellejo no da para tantas tiras, pero a nivel de coordinadoras o de regionales, nosotros debemos ver en qué lugares haya organismos de “Democracia Avanzada” con una actividad política efectiva, representativa, y que no sea simplemente aquel cuento de que se cambia el bonete. En épocas de sectarismo había un dicho: entonces los anarquistas tenían organización sindical y formaban comités por los presos políticos de la Cochinchina, comités por la liberación del continente austral, comités por otras cosas. Uno iba ahí y se encontraba con el bonete ése una persona, iba al otro comité encontraba con el otro bonete la misma persona. Nosotros no queremos cambios de bonete, queremos organismos auténticos, populares, con militancia, con fuerzas. (Aplausos.)

III) EL MOVIMIENTO SINDICAL Y DE MASAS

El problema de la clase obrera, por lo tanto del movimiento sindical, es la cuestión central de la lucha democrática, de la revolución, del socialismo, y para nuestro Partido es la cuestión de la existencia misma como Partido de la clase obrera, como Partido del comunismo, como Partido del socialismo científico. No se puede ser partido de la clase obrera, sólo por definición teórica. Desde luego, un partido puede empezar agrupando; pero debemos ver también, por nuestra composición social, por las masas obreras que se organizan y militan en el plano sindical, por nuestro arraigo, nuestra gravitación, nuestro peso, nuestra capacidad orientadora, nuestra militancia en el interior de las fábricas, de los gremios, de los sindicatos en general.

Desde luego, el problema de la clase obrera no es sólo la actividad sindical. Cuando se habla de movimiento obrero, se habla de movimiento sindical, de Partido Comunista y de otras organizaciones obreras que puedan formarse. Pero son dos niveles diferentes. En uno, amplios, la clase obrera está haciendo su escuela revolucionaria, su experiencia, su militancia, uniéndose por el salario, por el pan, por la pequeña reivindicación, pero a través de ella comprendiendo que su batalla no termina con sacarle una migaja de pan al capitalismo, sino en acabar con la explotación del hombre por el hombre. Los niveles de diferencia entre ese movimiento sindical, en última instancia, es una cuna de soluciones revolucionarias más tarde. Y el Partido es la transformación de la “clase en sí” que lucha y que ya pasa a modificar su conciencia en “clase para sí”, que son los obreros definidos por el socialismo, por las transformaciones, por el cambio político.

La clase obrera uruguaya tiene un enorme mérito. Quienes hemos viajado a otros países, que ya conocíamos la historia del movimiento obrero, vemos qué mérito y cuánto ha sido nuestro trabajo en la clase obrera uruguaya. Vimos países de Europa, dominados por camarillas reformistas socialdemócratas que no tienen interés en voltear al capitalismo y que llevan acuerdos múltiples con los capitalistas en detrimento de los obreros. O lugares de América donde la burguesía todavía domina al movimiento sindical como en la Argentina con el peronismo, o en sectores de Venezuela, o de México u otros. En la clase obrera uruguaya, compañeros, recién luchan desesperadamente, remando contra la corriente, blancos y colorados para crear sus movimientos y tratar de infiltrarse en el movimiento sindical, con vistas a hacerle perder su carácter de clase. A través de años del movimiento sindical, pero a través de la línea justa aplicada consecuentemente por nosotros desde el XVI Congreso, la clase obrera uruguaya se unió, adquirió conciencia, llegó a formar su CNT capaz de hacer para contra la dictadura, por un programa político, durante 15 días, a 700.000 trabajadores. (Aplausos.)

Fue espina dorsal de la lucha contra la dictadura y es hoy fuerza fundamental para la estabilización democrática y para el avance democrático. Desde luego, ello se corresponde también a la gran presencia, a la influencia importante, a la militancia consecuente y al carácter obrero de nuestro Partido, enclavado fundamentalmente en las fábricas y en el movimiento obrero en general.

La primera tarea, dentro del movimiento sindical actual es fortalecer y desarrollar la CNT, o el PIT-CNT, ampliarlo y profundizarlo, elevar la extensión de la organización en forma numérica y de cotizantes, desarrollar la organización y la militancia arriba y abajo, afianzar las fábricas con la red de comités que corresponden, asegurar sindicatos llenos de vida y militancia. Es decir, asegurar un movimiento sindical que llegue a ser tan fuerte, tan consciente, tan clasista, tan maduro como era la CNT que dirigió la huelga del 73. (Aplausos.) Nuestra línea es unitaria. El movimiento sindical no debe ser de ningún partido político, debe ser independiente, debe estar allí la totalidad de la clase obrera, luchando por sus reivindicaciones.

Por lo tanto, nosotros somos abanderados de la unidad. A veces, cuando partidos políticos hablan de repartos de posiciones políticas o hablaban antes en la vieja CNT, nosotros siempre rechazábamos estos planteamientos. No le preguntamos si es blanco, colorado o de cualquier tendencia, pero que sea el representante auténtico en el combate, en la lucha, en todas las circunstancias, el representante auténtico de los trabajadores. Y que no vengan a introducir las plataformas del reformismo, las plataformas burguesas de la adecuación o que no sean representantes de las patronales. Un movimiento sindical clasista, puro, efectivo, no pluralista como dicen, porque eso sería un reparto de partidos. ¡La clase obrera tiene que tener sus dirigentes!

Desde luego, es natural que haya una política unitaria dentro de los gremios, pero rechazamos toda supeditación estrecha del sindicato a un partido político o a un grupo. Estamos por la verdadera democracia sindical. Desde luego, no toleramos el anticomunismo ni las componendas de todos contra uno, ni nada por el estilo, porque eso significa en última instancia utilizar manganetas políticas para someter el movimiento sindical. (Aplausos.)

Por otra parte, desarrollar el movimiento en todas sus instancias, va unido por parte del Partido, a la gran tarea histórica de este momento.

Conquistar política e ideológicamente a la mayoría de la clase obrera

Para el Partido, la primera tarea es la conquista política e ideológica de la mayoría de la clase obrera para la concepción revolucionaria. No sólo por la afiliación de miles, como se  está haciendo, en el movimiento obrero, en medio de la luchas. O de las fuerzas rejuvenecidas de la clase obrera que hoy militan con nosotros, sino también en un proceso sistemático de vinculación, de contactos, de relación partidaria. ¡Tarea histórica! La clase obrera es la clase obrera dueña de sí, de sus objetivos y de su destino, cuando ha madurado ideológicamente hacia las concepciones de liquidar toda explotación del hombre por el hombre, de llegar al poder al frente de todo el pueblo, en un gobierno democrático-antimperialista, en ruta al socialismo.

Los temas de la clase obrera y del movimiento sindical deben merecer la atención permanente de todos los organismos del Partido. Y ante todo, de su dirección. Estos días hemos estado discutiendo en el Comité Ejecutivo, regularmente, los conflictos obreros. ¿Por qué? Porque el Partido tiene que vivir con eso, sensibilizando al máximo. A nivel de agrupación, ¿qué tarea más importante que el apoyo a los obreros en una fábrica en conflicto, a un gremio en huelga? A nivel de la propaganda, a nivel del contacto, al nivel de las asambleas abiertas, a nivel de la solidaridad, incluyendo la económica y de la militancia. La clase obrera debe vernos en forma permanente, conviviendo su experiencia. Vernos como Partido, como parlamentarios, a través de los órganos de prensa, oírnos en la radio, leernos en nuestra revista. Y vernos como UJC.

Hoy, la mayoría de la clase obrera se ha reestructurado por edad. Barrios enteros de Montevideo están formados por viejos militantes del movimiento sindical y popular, hoy jubilados, que fueron corridos por la dictadura. La masa juvenilo viene hacia la lucha, nutre las empresas, los grandes conflictos. Pero junto al Partido, la Juventud  Comunista está llamada a desempeñar un gran papel. Y no para formar organismos paralelos. Dentro del sindicato, Partido y Juventud son uno solo. La única diferencia es que la Juventud promueve tareas juveniles dentro del sindicato, logrando que los jóvenes no vengan sólo a la asamblea o el día de la huelga, sino que encuentren en el sindicato su hogar, sus escuelas, sus cursos, sus conversaciones, sus fiestas, la organización de sus bailes o de sus picnics.

Y esa concentración del conjunto de los órganos del Partido es la que conforma la unidad, la experiencia concreta del trabajador. ¿Cómo hacíamos nosotros en el Parlamento? No sólo planteábamos el problema de los obreros que estaban en lucha o reclamaban. Elaborábamos, junto con los obreros, en los sindicatos, en las puertas de las fábricas, los proyectos de ley que íbamos a presentar. Y eso terminaba a veces con cambio de situaciones. La vieja lucha del Partido por los obreros de los frigoríficos que pasaron del anticomunismo total a ser abrumadoramente una base nuestra en el Cerro y eligiendo a nuestros compañeros para la dirección, es el proceso de una experiencia de los obreros mismos. Ellos nos vieron desde el Parlamento, desde “El Popular”, nos vieron desde el organismo de barrio, desde las bases del Partido en el Cerro con su periódico “La Fortaleza”, nos vieron en la militancia, en las manifestaciones, nos vieron en la hora del combate.

En el momento actual, es preciso sintetizar todo en el gran trabajo de penetración de la clase obrera en el cuadro de los grandes conflictos. ¿Es qué hemos actuado así, textualmente, en el textil, en otras movilizaciones? En parte, sí. Y es uno de los gremios donde ha habido más trabajo efectivo del Partido, de solidaridad, de apoyo, de reuniones, de asambleas. Y donde el Partido, mediante reuniones con obreros, no sólo la asamblea abierta, combina este trabajo trayendo a los mejores hijos y a los mejores combatientes de la clase obrera al Partido.

¿Qué es una reunión con obreros? Se los invita, con elementos atractivos, con dirigentes del Partido que ellos pidan, con una agenda libre para que pregunten lo que quieran y discutan franca y plenamente, sin limitar el tiempo. Eso sirve para ganar cuadros, para lo que yo llamo el trabajo capilar. Pero, unido al otro gran trabajo de masas.

Y desde luego un gran trabajo por fortalecer el movimiento sindical. No hay otra forma de crear conciencia, que la lucha. A veces decimos: ¿los jubilados, por qué no votaron al Frente Amplio? La mayoría de los viejos votó a Sanguinetti…Bueno, pero los jubilados hicieron la experiencia del hambre, pero no la de la lucha. El muchacho que mendiga en la esquina o que salto de auto en auto, pidiendo una moneda, sufre el hambre y a veces se degrada, pero no eleva su conciencia. Lo que crea conciencia es la experiencia de la lucha, de la movilización, del combate, unida a la experiencia del sufrimiento, de la vida, de las condiciones económicas y sociales. (Aplausos.)

Y esto nos exige destinar el máximo de cuadros del Partido al movimiento sindical. Todo aquel cuadro del Partido que fue corrido del movimiento sindical, debe ir al movimiento sindical nuevamente, aunque debilitemos otras cosas. Pero al mismo tiempo vamos a plantear, como ustedes lo van a ver, otro frente, y vamos a plantear la cuestión de fondo: ser un Partido de decenas de miles en breves plazos.

En el momento actual el movimiento sindical está viviendo una gran experiencia. El descontento, la combatividad, a veces la desesperación de los trabajadores los lleva al combate. Las patronales provocan, tratan de enfrentar, quieren hacer retroceder esto, como quieren hacer retroceder la política general. Se hace esa campaña falsa de que los obreros desestabilizan. Pero en medio de esa gran experiencia del conflicto, nosotros debemos saber dos cosas. Primero, la clase obrera no va a frenar su lucha a costa de su miseria, de su pan, de su pobreza, lo que no quiere decir que no usemos una metodología correcta. La huelga es una batalla decisiva, por lo tanto, no se empieza la movilización por la huelga; el movimiento obrero empieza haciendo gestiones, elaborando la reivindicación, haciendo discutir en las fábricas su programa, luego en las asambleas del gremio, yendo al Ministerio, yendo a la Cámara, viendo a los otros gremios, organizando la solidaridad, realizando determinadas acciones de combate, que en última instancia, combinan con la batalla decisiva que se gana o se pierde. La preparación afirma la conciencia, gana comprensión del pueblo, destruye las maniobras provocativas y mentirosas, asegura un camino efectivo que termina en la victoria. ¿Hay condiciones actuales para hacerlo? Es visible, compañeros. En el gremio textil la fórmula que puede votarse fue redactada por el Ministro de Trabajo, en medio de todo ese proceso. Si sale su aprobación definitiva, significará un enorme triunfo de los trabajadores en materia de salario, con un gremio unido, una línea de combate, una experiencia de metodología adecuada. Es decir, en la experiencia misma del combate se aprende táctica, metodología, experiencia, política, la gran política sindical y una clase obrera que no es ni un grupo de desesperados ni de irresponsables, ni hace gimnasia con el movimiento sindical a costa de su salario y de su vida sino que lo lleva a la conquista, lo hace fortalecer, engrandece el sindicato, aumenta los afiliados y los cotizantes, muestra su imagen ante el país, gravita en las soluciones económicas de la nación.

Se trata de concentrar el trabajo sobre los gremios y empresas fundamentales, determinando qué gremio es más importante, en un trabajo de un seccional y un regional y del Partido todo. No es lo mismo empresas o sectores que agrupan a miles y miles de trabajadores, de influencia decisiva, que la pequeña empresa. Debemos trabajar en todo, pero hay una política de concentración sobre los gremios fundamentales que deben ser definidos concretamente en cada lugar, aplicando el famoso lema leninista: cada fábrica debe ser una ciudadela del Partido.

Y buscando, compañeros, que se aproxime más el trabajo de los dirigentes del Partido y de los cuadros sindicales a grandes empresas y gremios, con un trabajo directo de dirección sobre aquellos más importantes. Se trata de editar una red de periódicos en los centros obreros fundamentales, afirmar el trabajo de dirección seccional, de las fracciones, como tarea esencial, de las direcciones del Partido.

Hemos avanzado mucho, compañeros. Estamos creciendo, yo no diría torrencialmente, pero sí a grandes chorros, en la clase obrera. Se trata de crecer torrencialmente en un proceso común en el cuadro de las grandes tareas nacionales, patrióticas, democráticas, que hemos esbozado.

Y no hay tiempo que perder. Junto al trabajo sindical debemos desenvolver toda la red de las organizaciones sociales reivindicativas del país. No una clase obrera aislada, sino una clase obrera que llega al campo, que extiende su organización a los asalariados rurales y considera hoy el trabajo en el interior del país como tarea de todos los grandes gremios nacionales y de todos los grandes movimientos nacionales. Y considera un gran plan para los jubilados, para la vivienda, para el movimiento reivindicativo, para las mujeres, para el reintegro de los destituidos. Está en formación, en este sentido, una gran comisión de masas del Comité Central con la responsabilidad del compañero Enrique Rodríguez, para desenvolver toda esta zona que ni es FA ni es movimiento sindical, pero se ramifica en veinte vertientes diferentes albergando a una enorme masa del pueblo y un enorme sector del movimiento popular general.

IV) UN GRAN PARTIDO PATRIOTICO, FRENTEAMPLISTA, COMUNISTA

Llegamos sin duda a esta situación – como lo prueba el hecho de que estamos en este Palacio Peñarol realizando el activo de Montevideo – con un gran Partido que ha engrandecido su imagen, que ha pasado con honor las pruebas que el país le ha planteado, con una imagen creciente por un sentido patriótico, por su amplitud, un Partido que hemos resumido diciendo: un Partido patriótico, frenteamplista y comunista.

Desde luego, esta gran labor del Partido no empezó hoy ni empezó con la dictadura. Por el contrario, pasamos heroicamente el proceso de la dictadura y no nos pudieron extirpar porque el Partido se había transformado en un Partido arraigado en las fábricas, había sido un constructor, con otras fuerzas, del gran movimiento obrero, del Frente Amplio, del movimiento popular, porque era un Partido de masas y de cuadros, porque había fogueado esos cuadros y porque el Partido en ese período había sabido forjar una unidad indestructible, una acerada unidad.

Los partidos, como todos los movimientos de seres humanos, superan las grandes crisis históricas y las grandes pruebas, o son derrotados, detenidos por ellas. Pero una de las pruebas por excelencia de la derrota de los movimientos es su propia división. Nosotros estamos viviendo hoy la experiencia del MLN, dividido en varias tendencias, con líneas diferentes. ¿Por qué? Porque la derrota del MLN no pudo ser absorbida en un cuadro ideológico y político heterogéneo, no forjado, con cuadros unificados del partido que eran capaces de decir lo mismo en la cárcel, en la clandestinidad y el exilio, y volver al país todos juntos y decir lo mismo. (Aplausos.)

Un Partido que había sabido unir cinco generaciones de militantes. Algunos veteranos como doña Julia Arévalo, fundadora del Partido y militante obrera desde 1914 (Aplausos); los que entramos al Partido al principio de los años 30 en la lucha contra la dictadura de Terra y por la Reforma Universitaria y por las primeras huelgas obreras de ese período; los que vinieron en el combate de ayuda a España; los que vinieron en la lucha de la segunda guerra mundial; los que vinieron de la solidaridad con Cuba; los que surgieron de las generaciones estudiantiles, que vivieron su propia experiencia y se hicieron comunistas al grito de “obreros y estudiantes, unidos y adelante” (Aplausos) y la experiencia de la intelectualidad. Todo eso lo habíamos juntado en un solo Partido, reflejado incluso en su dirección desde el XVI Congreso.

Y hoy, compañeros, salimos de la etapa dictatorial, salimos de la prueba de fuego de un aparato represivo que se concentró entero contra nosotros. Rendimos homenaje a todo aquel que fue víctima de la dictadura, pero sabemos que desde el 73 en adelante, el 80 o el 90% de los perseguidos eran comunistas. No estamos contentos con ello, hubiéramos preferido que, como a otros, no nos llevaran presos, no nos torturaran, no nos corrieran al exilio, no nos asesinaran o nos hicieran desaparecer. Pero de ahí, de la lucha, surgió un nuevo Partido integrado por las novísimas generaciones. Aquí, en este activo, ¡cuántos de ustedes eran de clase jardinera cuando el golpe de Estado, cuántos eran alumnos de los primeros años de la escuela! Este Partido unido se continúa en la unidad con ustedes, los jóvenes que vinieron y que integran el nuevo Partido, así como la gloriosa Juventud Comunista. (Aplausos.)

Desde luego, tenemos un Partido numéricamente respetable, de alto nivel de militancia, por miles. Pero, compañeros, nosotros enfrentamos la tarea que llamamos de reconvertir el Partido.

El Partido ha vivido una experiencia de clandestinidad, de exilio, de cárcel y una experiencia de zona semilegal, donde tanta gente del Partido ha ayudado a la clandestinidad o emergía en las luchas de masas legales mucho antes de la autolegalización. Pero también con muchos cuadros del Partido que se llama “desenganchados”, yo diría desconectados, compañeros que militaron en el 73, 74, 75, y a una altura determinada su organización caía y quedaban desconectados. Y la buena práctica de la clandestinidad es que no siguieran militando, porque no se trataba de poblar más las cárceles, que en algunos momentos llegaron a tener más de 10 mil comunistas. La mayoría de ellos, educó a sus hijos en las ideas comunistas.

Pero todo eso tiene que fundirse en un todo único. Tenemos que traer al Partido a decenas de miles de hombres y mujeres que son comunistas, y no sólo porque votaron listas de “Democracia Avanzada” que apoyábamos los comunistas, sino porque militaron en ciertas etapas. Nosotros, comprendiéndolos en sus cosas, tenemos que hacer el gran trabajo de incorporar esa enorme fuerza de militancia, de experiencia, de creación partidaria misma y de creación de la lucha de nuestro pueblo, para refundirlos con las corrientes juveniles, con los cuadros que se formaron en el exilio, con los hombres de hierro que cruzaron la tortura, con la gente de la cárcel, en el gran Partido de masas.

Un Partido de masas y de cuadros

Nuestra tarea, compañeros, es forjar un gran Partido de masas y de cuadros. De cuadros, porque a medida que el Partido crece debe desarrollar su esqueleto de hombres y mujeres probados, de cuadros efectivos, de gente que por su conciencia está al nivel de aquella reclamación de Lenin de no dedicarle a la revolución sólo sus tardes libres, sino toda su vida. (Aplausos.) Y de otras decenas de miles de militantes obreros, de hombres de la intelectualidad, de las capas medias, de jubilados, de mujeres sobre las cuales recae tanto trabajo, incorporándolas a la actividad, creando la organización del Partido en una forma habitable, potable para ellas.

Puede ser miembro del Partido aquel que viene a la agrupación, paga la estampilla y hace una tarea por el Partido. Unos harán mil, otros harán una, pero de la una se pasa a las mil, de la capacidad del Partido de organización, de educación, de formación política, de militancia, de iniciativa, de metodología humana, de dirección y trabajo partidario, se podrá formar ese Partido de miles que necesitamos. Porque no nos van a alcanzar tampoco las cifras de algunas decenas de miles. Necesitamos un Partido a la altura de la tarea histórica que el país reclama, que la clase obrera necesita. ¡Un partido de masas!

Y para ello, compañeros, grandes tareas en materia de organización. Tenemos grandes avances. Organizar, significa darle formas orgánicas a todas las actividades del Partido, combinadas. El Partido es una suma de organizaciones. La fortaleza orgánica del Partido se medirá en primer término por el número de sus agrupaciones, principalmente de empresa; por el agrupamiento del Partido en todas partes donde late una reclamación o donde debe latir una reclamación; por la presencia del Partido organizado en cada fábrica; pero luego de ello, por la estructura de los cuadros intermedios del Partido que garantizan la continuidad de la línea, la transmisión, la seguridad, el nivel organizativo, la conducción; y en última instancia, agrupaciones, cuadros intermedios, regionales, son la sólida base sin la cual ningún Comité Central puede ser bueno, ni ningún Buró Político o Comité Ejecutivo puede ser bueno. (Aplausos.) Únicamente de ese conglomerado de centralismo y democracia, de elaboración y disciplina, de discusión política y de tareas, puede surgir un gran Partido Comunista, tal como el país necesita.

Y se trata de desenvolver un gran Partido en el interior del país. Si nos hemos propuesto grandes tareas nacionales, hoy se trata de dar un esfuerzo central partidario hacia el interior del país, concentrando en los departamentos más importantes, pero estando a la altura del propio esfuerzo que hizo el interior, donde a pesar de la represión, “Democracia Avanzada” salió primera fuerza del FA y el FA tuvo una votación respetable y cinco diputados por el interior, cerca de 50 ediles, 14 de “Democracia Avanzada”, etcétera.

Es decir, en la tarea actual, inclusive hemos creado una secretaría para el interior con el querido compañero Alberto Altesor, miembro del Secretariado, al frente.

Es importante en el momento actual llegar a un proceso formativo de los cientos y cientos de cuadros que hay en el Partido. Hoy si tomamos la organización de Montevideo, en primera instancia, hay no menos de 3000 de los que llamaríamos cuadros, si no pueden ser más, pero se trata de compañeros en muchos casos de muy escasa experiencia política y organizativa. El trabajo formativo, los activos, las conferencias regionales, el trabajo efectivo, vertical, desde las secretarías desde arriba hasta abajo, la transmisión de la línea por formas directas o por la vía de las estructuras organizativas, deben ser instrumentos que nos hagan abreviar el tiempo junto con el trabajo de discusión política, del esfuerzo por elaborar los planes organizativos y de la gran labor de educación del Partido que hoy empieza con todo su ímpetu.

Un papel decisivo en esto, lo desempeñan los locales. Recién estamos recuperando y abriendo locales, pero nuestro Partido necesita un local en cada barrio. ¿Es que se puede dirigir una seccional como la 22ª, a la cual todavía está acoplada en el plano regional la 21ª y la 17ª con la Cuenca del Casavalle de los dos lados, donde la “Democracia Avanzada” sacó el 40% de los votos del FA, sin tener por lo menos un local en Aires Puros, en Marconi, en Borro, en Cuchilla Grande, un local en La Floresta, Sayago, en La Espada, en Peñarol? El Partido tiene que llegar a aproximar su organización y hacer de sus locales verdaderos clubes, en el mejor sentido de la expresión, en la vida general del país. Tiene que estar incrustado en el corazón mismo del barrio. Y a su vez, dentro del barrio, se presta para el trabajo en la fábrica. Esta es una tarea muy grande, compañeros, pero es una tarea que define tareas, que resuelve la posibilidad de funcionamiento de la agrupación, del funcionamiento de todas las instancias partidarias.

Promover y planificar el crecimiento

Y es necesario promover y planificar el crecimiento del Partido. El crecimiento no puede ser anárquico o esporádico, es decir que viene el que quiere y el que se convence en un mitín. ¿De dónde tienen que venir, en primer término, los militantes del Partido? De las fábricas. En segundo término, de los barrios obreros y populares. En tercer término, al Partido y a la Juventud, de las masas juveniles. De la intelectualidad, de la docencia, del estudiantado. En el interior del país, del campo, de los barrios obreros, e incluso de sectores intelectuales. Hay que planificar todo eso. Cómo hacemos, qué propaganda se dirige, cómo entra nuestra prensa, cómo trabajamos especialmente.

Y para ello necesitamos formar sistemáticamente los aparatos de organización, de propaganda, de finanzas, de educación, del FA, de la labor sindical. Y dentro de esa formación, junto con organización, la propaganda del Partido. Nosotros apoyamos, sin duda el diario “La Hora”, amigo nuestro, que tiene que desenvolverse vinculado directamente a la lucha, al crecimiento y a los problemas políticos. Tratamos de sacar “El Popular” como un gran semanario de orientación política. Para fines de abril sacaremos la revista “Estudios”, con 96 páginas y suplemento, continuando la revista “Estudios” (Aplausos) anterior a 1973 y la revista que durante los años de la dictadura, salía regularmente en el exterior con enorme prestigio y difusión, y que pasó a reimprimirse para introducir ejemplares dentro del Uruguay desde zonas vecinas, o reproduciéndose dentro del propio país.

Se trata de desenvolver la presencia del Partido, comenzando por los actos, por las fiestas de legalización, por la continuidad de acciones permanentes del Partido.. La propaganda no puede ser esporádica, tiene que ser planificada, sistemática, un elemento de divulgación, y debe abarcar todas las formas, desde el acto a las grandes asambleas, las conferencias educativas y debe ser la propaganda con las características que empiezan a manifestarse, amplia, con un lenguaje efectivo, comprensible, profundo, llamativa, que refleje ese gran contenido que tiene ese lema: un Partido patriótico, frenteamplista, comunista.

Una propaganda moderna, penetrante, en relación directa con las aspiraciones del pueblo. En esa dirección debemos trabajar también con los medios modernos. Videos, discos, casetes, cine. Y al mismo tiempo restablecer nuestra editorial que fue saqueada por la dictadura y que se abrirá próximamente (Aplausos), la editorial de “Ediciones Pueblos Unidos”, como alentamos los esfuerzos de la Juventud Comunista, que ya tantos éxitos tiene ante la avidez inmensa de verdadera esponja que tiene hoy la gente por los temas ideológicos, teóricos, políticos, por el conocimiento de los clásicos del marxismo-leninismo.

La propaganda, compañeros, según Plejanov, debe ser masiva, agitativa, lo que significa meter una idea en cientos de miles de personas. Nosotros hacemos agitación, cuando lanzamos el lema “Partido patriótico, frenteamplista, comunista”, en la cabeza de miles y miles de personas, pero la propaganda propiamente debe ser introducir muchas ideas en muchos miles de personas. Eso supone toda la otra parte del trabajo partidario.

Tenemos que vincular inmediatamente la agitación con las reivindicaciones con los conflictos, con las cuestiones internacionales candentes.

Y debemos, compañeros, plantearnos en grande, lo que significará para el Partido la colocación de su prensa. Además de “La Hora” y “Liberación”, habrá que colocar “Estudios”, pero habrá que colocar “El Popular”, que tiene que volverse el primer semanario de masas, no sólo por su calidad, sino por su venta. (Aplausos.)

Es necesario difundir el trabajo, la labor del Partido en los intereses de todo el pueblo, el trabajo de los parlamentarios de “Democracia Avanzada”, el de los ediles, la labor de nuestros dirigentes, de los intelectuales, es decir, nosotros tenemos que proyectar el conjunto de nuestro esfuerzo al gran nivel del papel nacional del Partido, como una fuerza política real y efectiva de la del país.

Pero para ello es necesario una infraestructura permanente. Yo ya decía recientemente en un activo de propaganda: la propaganda no puede ser sólo central. Cada agrupación debe tener su aparato de impresión, su planograf, su stock de papel, sus matrices, sus pinceles, debe tener todo aquello capaz de permitir responder inmediatamente. Hay una injusticia, se plantea un gran tema nacional, aparece la lucha de un gremio determinado con fábricas en el lugar, se mueven los vecinos de Casavalle. ¿Es que van a esperar que venga una propaganda central, que se produzca centralmente? Ni tenemos tanto dinero, ni tenemos tantas manos, ni tantos oídos para poner en la tierra y sentir en el momento justo lo que vive cada barrio. ¡Ese es el oído de ustedes! ¡Esas son las manos de ustedes, son los instrumentos de ustedes! Desarrollar la iniciativa y tener una infraestructura que capacite, desde la agrupación al seccional y al regional, que tiene que ser más rico sin duda que la agrupación, y que debe ser capaz de centralizar los instrumentos para poder cumplir ese papel por propia iniciativa de los organismos, con una propaganda que se diversifica, se profundiza, se amplía en todas las instancias, y es oportuna en el momento oportuno con el contenido necesario.

Porque todo esto, compañeros, confluye en el gran tema de levantar la imagen del Partido, para lo cual nuestra propaganda es una cuestión esencial.

Y habrá que desenvolver la red de periódicos obreros y de empresa. Debemos determinar, además de la prensa central, en qué gremios o gran barrio puede prepararse un periódico efectivo, local, que no repita el diario ni repita al semanario, sino que poniendo un material político de tipo general, encara los problemas de tipo particular del barrio o de la fábrica. La vida interna, el trabajo, el salario, las condiciones de vida, la insalubridad, las cachimbas desbordadas, los charcos, los basurales, los problemas de la vivienda, la falta de médicos, la falta de escuelas, las reivindicaciones en general. Para determinados lugares, debemos hacer esa experiencia que ya la hizo el Partido en ciertos momentos con gran éxito.

Tenemos que recuperar nuestras imprentas y abrir nuevas. Y tenemos que respaldar como Partido y ayudar en forma permanente, pero también en las formas de la propaganda, al gran trabajo de la Unión de la Juventud Comunista. Donde hay organización de Partido, tiene que haber una gran Juventud Comunista. Yo sé que a veces hay problemas, porque muchos de los militantes del Partido son a menudo muy jóvenes, pero se trata de atraer a otros jóvenes y hay para todos en las viñas del Señor…

Y se trata compañeros, del gran trabajo ideológico y político, de la educación del Partido. La educación se hace, desde luego, si nuestra prensa cumple su papel, nuestra radio, la revista “Estudios”, pero la educación es el principal instrumento que tenemos para el trabajo formativo de los cuadros del Partido y del conocimiento por el propio Partido de su historia, de su experiencia, de su línea, de sus bases teórico-políticas, de su tarea, del carácter orgánico del Partido. Debemos recordar lo que decían Engels y Lenin: el Partido trabaja en tres frentes, el económico, el frente político y el frente teórico e ideológico, que es el frente de la lucha contra la ideología de la burguesía. Pero es el frente de la preparación, de la elevación teórica e ideológica de nuestros cuadros, su formación como dirigentes en los diversos niveles y la afirmación en una roca sólida de su conciencia revolucionaria. Yo alguna vez popularicé, en épocas más agitadas, una frase de Gorka, en su novela “La Madre”, que decía: “Primero se arma la cabeza, que la mano se arma sola”. Hoy se trata de armar la cabeza teórica y política de decenas de miles, con un gran trabajo educativo.

El trabajo de educación no debe ser anárquico. Debe hacerse sobre programas estudiados que tiene el Partido, sobre materiales del Partido y la Juventud estudiados para el conocimiento de los Congresos, del programa, de los estatutos, de su experiencia táctica, de sus concepciones metodológicas, y también del acceso a las líneas generales de la teoría marxista-leninista. Sobre eso, el Partido tiene sus instrumentos, sintetizados en tres tomos al respecto, y un tomo para la Juventud. Y al mismo tiempo, el Partido realizará un plan unificado de educación que comprenda muchas cosas. Entre ellos, un sistema de enseñanza y escuelas donde la primera instancia sería un aula vespertina, organizada por la tarde a nivel regional, para los cuadros que el regional designe. Esos compañeros tendrían por un período determinado como única tarea estudiar, sin dejar el trabajo. Al salir de la fábrica, vienen a la escuela, estudian durante un período determinado, asisten a conferencias y todo el regional debe respaldar estas escuelas. Se inaugurarán siete, próximamente. Una por cada regional. (Aplausos.)

En segundo término, a nivel seccional, se organizarán 32 escuelas, una por seccional, cuyo objetivo fundamental –siendo por un período breve- es asegurar que todos los nuevos afiliados pasen por esas escuelas elementales. (Aplausos.) A la fecha del golpe de Estado, cuando XX Congreso, habían pasado de 5000 a 6000 nuevos afiliados, según el informe del Congreso, por las escuelas elementales.

Se trata de que el compañero que se afilia reciba conocimiento del programa del Partido, de sus estatutos, nociones fundamentales de su organización y militancia y en ese sentido vengan más armados a la militancia y sea la mismo tiempo más fácil encuadrarlos, darles cargos, promoverlos en el desarrollo general de una militancia partidaria que tiene que multiplicarse.

Nosotros hemos designado responsable de este trabajo a la compañera Alcira Legaspi, que ya lo hacía antes y lo hacía en el exterior.

Pensamos, compañeros, que entramos en una época de enorme importancia del trabajo financiero. Nuestro Partido antes tenía un gran trabajo financiero. Con los aparatos de finanzas se ensañó la dictadura, y no se ensañó por casualidad, se ensañó por aquello que decía Eduardo Bleier: “Que no haya ninguna tarea en el Partido, que no pueda realizarse por falta de dinero”. Significaba que la necesidad de una gran propaganda, de una gran organización, de una gran militancia, escuelas del Partido, órganos de prensa, etc., papel nacional del Partido, implicaba una contribución efectiva del pueblo al Partido mismo. Nosotros no tenemos, como mintió siempre el imperialismo, dinero venido del exterior. La dictadura torturó a miles de personas, la dictadura levantó todo tipo de calumnias contra nosotros, pero no pudo en un solo caso inventar su famoso cuento del “oro de Moscú” o el “oro de La Habana”. El oro sale del pueblo mismo, sale en primer término del propio Partido a través de la cotización sus afiliados. Es una de las condiciones estatutarias de la afiliación al Partido. Pero sale del trabajo general del militante, que buscando finanzas de masas en todos los aspectos, asegura que el Partido tenga sus recursos en las distintas instancias. A nivel de la agrupación, a nivel del seccional, a nivel del regional, a nivel del departamental, a nivel del Comité Central.

Sin una gran política financiera, sistemática, de masas, organizada, llevada a cabo por todos los organismos del Partido desde el Comité Central a la agrupación, la labor partidaria tendrá por lo menos una mano atada o imposibilitada. Es decir, nos faltarán instrumentos. Los viejos comunistas, decían: nos faltan municiones, hablando con esta metáfora militar de todo lo que dispara el Partido en cuanto a la conquista de la conciencia y unidad del pueblo.

La propaganda, inclusive la TV que se ha abierto ahora y que significa una gran presencia del Partido, supone muchas finanzas. ¡Qué lindo el acto del Franzini! Televisión, transmisión radial, pegamos carteles hermosos. Pero ¡cuánto costó, cuánto aporte de las finanzas partidarias, cuánto de esfuerzo, de endeudamiento del Partido mismo! No tenemos por qué ocultarlo. En la elección, nuestra contribución a “Democracia Avanzada” significó un gran endeudamiento del Partido para cubrir la propaganda y salir a la calle como una tromba a pocos días de la elección, teniendo muy pocos instrumentos organizativos ya formados. Prácticamente, todo se hizo a crédito.

Compañeros, ustedes aplauden cuando hablamos de educación o de cuatro libros. ¿Cuánto significa esto en miles de pesos, aunque los vendamos después? El esfuerzo financiero nuestro significa la posibilidad de que la iniciativa florezca, que la organización se multiplique, que las zonas de actividad, de movilización, de educación, de propaganda en general del Partido, se multipliquen.

Para ello, vamos a las finanzas planificadas que yo resumiría en algunas cuestiones centrales: la cotización, la obtención de recursos por vía de contribuyentes y otras formas; las campañas financieras anuales del Partido que nos permitan presupuestar y organizar finanzas sólidas. Y cuando yo digo finanzas sólidas no incluyo la propaganda, incluyo al hombre. El Partido necesita un plantel de compañeros en los Regionales, en el Comité Central, hombres dedicados “full time” a la labor partidaria para que ella rinda. Las finanzas del Partido suponen también la posibilidad del sostén de camaradas del Partido que aunque cobren salarios muy bajos, empezando por el Secretario General y todo el Comité Ejecutivo, tienen que cobrarlo, porque de lo contrario no pueden militar, pero no podrían tampoco vivir. Las finanzas deben darle toda su categorización política, y yo diría, revolucionaria.

Para las finanzas nosotros hemos destinado, junto a otros compañeros, al compañero Alberto Suárez para que presida esta Comisión partidaria, para poner un viejo cuadro del Comité Central, con experiencia en el desenvolvimiento general de esta actividad.

Y podemos hablar de otras tareas. El desarrollo de un regional que tome los elementos de la cultura, de la enseñanza, de la labor general cultural, intelectual, es decir, toda una zona inmensa para la cual el Partido tiene un proyecto, una teoría, una concepción, pero los llama para que ellos desde las filas del Partido sean también más capaces para la labor transformadora del país y la construcción de una gran cultura nacional vinculada al pueblo, ala justicia, incluso al socialismo.

Hay por otra parte que renovar el mismo Comité Central. Algunos camaradas, desgraciadamente, han muerto. Pero queda del viejo Comité Central del Partido un casco de 55 miembros, que sin embargo, creemos que debe ampliarse hasta más de 90, con alrededor de 40 nuevos cuadros que hemos incorporado a la condición de candidatos al Comité Central. Allí están los nuevos dirigentes sindicales, los nuevos cuadros de las fábricas, las figuras más destacadas de la intelectualidad, gente de la Juventud, del interior, gente salida de la cárcel, viejos cuadros de la Juventud Comunista que ya no son tan jóvenes, aunque lo son y que han militado en el Partido en este tiempo. Es decir, crear un Comité Central que a pesar de su dimensión, que es tan amplia, nos permita facilitar también en el plano de la dirección esta reconversión y hacer del Comité Central amplio, también una escuela formadora de los nuevos dirigentes del Partido.

El Partido no se interrumpirá por lo que le pase a cualquier dirigente, como no se interrumpió en las horas de la dictadura, cuando caía una dirección tras otra y siempre surgía una dirección con la bandera del Partido en alto. (Aplausos.)

Y, camaradas, como ustedes saben, el Comité Central elige un Secretario General luego de su Congreso. El Comité Central, y luego llevado al Comité Central ampliado, ya que hemos pasado 11 años sin Congreso, ratificó al Compañero Arismendi como Secretario General del Partido. (Aplausos.)

El Comité Central eligió, ratificando una resolución de Comité Central en la clandestinidad y en el exilio, al compañero Jaime Pérez, creando un nuevo cargo en el Partido: el cargo de Secretario General Adjunto. (Aplausos.) En tercer término, se eligió Secretariado y Comité Ejecutivo que los amplió a ambos, con la característica de que el Secretariado no repite totalmente el Comité Ejecutivo del Partido y designó una Comisión de Control encabezada por los compañeros Alberto Altesor y Rita Ibarburu. (Aplausos.) El Comité Ejecutivo es el órgano colectivo de dirección política del Partido entre Comité Central y Comité Central; el Secretariado conduce las tareas de dirección concretas, cotidianas, del Partido y las tareas organizativas generales. La Comisión de Control, fijada por los Estatutos, supone la vigilancia sobre la línea de los organismos del Partido y la consideración de la conducta política y a veces moral de los cuadros del Partido.

Además de Arismendi y Jaime Pérez, el Comité Ejecutivo quedó integrado así: Enrique Rodríguez, José Luis Massera, Alberto Altesor, Rosario Pietrarroia, Félix Díaz, Eduardo Viera, Leopoldo Bruera, Jorge Mazzarovich, Daniel Baldassari, Pedro Toledo, Ramón Cabrera, Geza Stary, Juan Angel Toledo, Andrés Toriani y Aldo Lista. (Aplausos.)

Y eligió el siguiente Secretariado: Arismendi, Secretario General; Jaime Pérez, Secretario General Adjunto; Jorge Mazzarovich, Secretario de Organización; Ramón Cabrera, Secretaría de Montevideo; Esteban Valenti, Secretario de Propaganda; Alberto Altesor, Comisión del Interior; León Lev, UJC; Thelman Borges, organización sindical y Félix Díaz. (Aplausos.)

La Comisión de Control: Alberto Altesor, presidente; Rita Ibarburu, Juan Acuña, Ramón Cabrera y Jorge Mazzarovich.

Entonces, compañeros, dentro del Comité Central en las distintas tareas, quedó Arismendi en la Secretaría General, con participación en la dirección del FA y dirección de la revista “Estudios”; Jaime Pérez en la Secretaría General Adjunta con preocupación especial sobre Montevideo; Jorge Mazzarovich en Organización; León Lev y Aldo Lista en la Juventud Comunista.

Se designarán las siguientes Comisiones: organización, propaganda, finanzas, educación, sindical, “Estudios”, comisión de trabajo de la Secretaría General; comisión de solidaridad, comisión de la enseñanza, comisión de asuntos universitarios, comisión de relaciones internacionales, comisión de la literatura y el arte, comisión de masas, que involucra la organización de las mujeres.

Se trata de preparar un plan general del Partido, un plan cuyo objetivo central es transformar en realidad la consigna: crecer, organizar, educar. Levantar la imagen del Partido a la altura de sus méritos. Marchar plenamente en este momento fundamental de la historia de la República hacia una democracia avanzada, hacia el poder del Frente Amplio, hacia un poderoso movimiento sindical y social organizado y hacia un grande, poderoso y combativo Partido Comunista. (Grandes aplausos.)

Activo de Cuadros del Partido Comunista
Palacio Peñarol, Montevideo, Uruguay
28 de marzo de 1985

Nota: Publicado de acuerdo al original.